¿ESTAS DISPUESTO? CAPITULO 16 – Yo Soy Betty la Fea
- Fan YSBLF !
- 3 may 2018
- 10 Min. de lectura
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Betty llego a Ecomoda muy temprano, prácticamente Ecomoda estaba vacía, Armando la esperaba ansioso en su oficina, solo estaba Teresa que por orden de su jefe había llegado madrugada ese día.
Ter. Betty rato sin verla… cómo está? – se levantó y ambas se dieron un fuerte abrazo –
Be. Si andaba un poco pérdida pero ya volví. Cómo va todo?
Ter. Igual Betty lo mismo de siempre, aunque para decir verdad Don Armando está un poco soportable jajaja quizás los años lo han ablandado jajaja ya te anuncio Betty dame un momento.
Teresa llamo a Armando quien miraba el teléfono esperando que sonará al hacerlo dio un respingo, contesto.
Ar. Si Teresa.
Ter. Doctor ya llego Doña Betty, la hago pasar?
Ar. Por favor. – Armando se colocaba el saco y lo planchaba con las manos al tiempo, estaba ansioso –
Be. Buenos días Armando, espero no haberlo hecho madrugar demasiado.
Ar. Jajaja un poco pero tranquila, quiere café?
Be. Con agua estoy bien. – Armando llamo a Teresa y entro con el agua – gracias Tere – teresa sonrió y salió de presidencia –
Ar. Bueno Betty como es costumbre queremos que el evento de Ecomoda se realiza con un concepto, algo llamativo, temático, pero no sabemos exactamente que, además Hugo no nos ha definido la colección aún, así que debe ser algo fácil de adaptar.
Be. Bueno tengo esta serie de ideas… - Betty empezó a mostrarle planes de acción a Armando, él no podía parar de verla, sus labios rosa lo pedían a gritos, ella sonreía sutilmente mientras hablaba y eso era lo que Armando más amaba de Beatriz, esa sonrisa inocente que con los años no desaparecía – te parece? – Armando no había escuchado nada –
Ar. Si a ti te parece que va a funcionar yo estoy de acuerdo.
Be. Bueno entonces sería pasarte las cotizaciones y quedaría todo listo, esa si te las debo porque tengo que actualizar los precios.
Ar. Bueno espero que sea dentro del promedio que hemos venido manejando, ahora mismo estamos en austeridad.
Be. Claro, sabes que siempre manejo precios razonables, además que nunca esta demás compartir evento con otras marcas, eso siempre reduce costos.
Ar. Bueno entonces al parecer ya tienes todo resuelto.
Be. Hay que esperar que la junta apruebe.
Ar. De eso me encargo yo, no te preocupes. – Ambos se quedaron sentados sonriéndose, no querían dar por terminada la reunión – y Michel, cómo está?
Be. Ahora mismo tiene que estar llegando a Cartagena, hoy lo lleve temprano al aeropuerto, parte de su trabajo está allá.
Ar. Veo… si siempre ha estado viajando. – Armando y Betty sonrieron avergonzados, era muy obvio que no querían irse – Ya desayunaste? Puedo pedirte un algo a cafetería.
Be. Si por favor.
Desayunaban en silencio, Armando sentía el impulso de aclararle muchas cosas a Betty pero temía que eso arruinará todo.
Ar. Betty… quiero decirle algo, solo espero no estropear nuestros negocios y por supuesto la relación tan cordial que tenemos. – Betty lo miraban nerviosa –
Be. Dime.
Ar. Sé que en el pasado no me comporte muy bien con usted, créame que es algo que lamento profundamente, sólo espero que entienda que jamás tuve la intención de humillar e intratarla, siempre la considere mi mano derecha y la persona de mi total confianza, por eso, aun con el pasar de los años sigo recurriendo a usted.
Be. Tranquilo, sé que fueron muchas cosas que pasaron y bueno… éramos jóvenes no pensamos igual.
Ar. No Betty, déjame darte las gracias por aparecerte en mi vida, jamás había encontrado a alguien tan indispensable en ella como tú, en todos los aspectos, no solo lo profesional, también lo personal, por ti cambiaron muchos cosas, aprendí a ver la vida de una manera diferente, te soy sincero, el Armando que detestaste, aquel era un mujeriego sigue estando, no te voy a mentir eso, simplemente quiero que entiendas que lo hago para llenar muchos vacíos que ninguna mujer, mucho menos Marcela podrá llenar.
Be. Pero si sabes que no te llenan por qué insistes en buscarlas?
Ar. Marcela y yo hace tiempo no tenemos intimidad, básicamente nos conformamos con tenernos si así lo quieres llamar, es la única válvula de escape que tengo en mi vida y quizás es la forma más estúpida pero es la única que conozco.
Be. No debes acostumbraste a una vida, puedes amar plenamente, si no son felices no insistan en su relación, ni si quiera un hijo puede condenar dos almas de esa manera.
Ar. Ese es el problema que yo ya amo, pero ese amor no puede ser. – Armando reparaba la mirada de Betty busca en ella una respuesta –
Be. Entonces lucha por ese amor Armando. – Betty bajo la mirada – lucha porque si de verdad amas no debes dejarla ir.
Ar. Tú me pediste que me fuera Beatriz, yo no puedo pelear contra ti. – Betty intento decirle algo pero callo, lo veía con el ceño fruncido – Mira no te he podido volver, respeto la familia que has formado y no pienso arruinar nuevamente tu relación con Michel o la que tiene conmigo, entendí que todos tenemos oportunidades y yo tuve muchas y todas las deje ir. – Betty seguía en silencio –
Be. Ya no sé qué decirte… creo que tienes claro que por mucho tiempo fuiste mi amor platónico, yo te idealice demasiado, quizás las cosas no funcionaron por mí y mis altas expectativas contigo o por ti y tu inmadurez, no lo sé, pero creo que ambos estamos en un punto donde no hay vuelta atrás Armando.
Ar. Lo sé. Te agradezco… era lo único que buscaba, sé que no puedo aspirar a más. – Betty sonreía triste –
Be. Creo que es mejor irme, más tarde volveré con la cotización, te parece?
Ar. Si, te espero. – Armando se colocó de pie, se abotonaba el saco – Chao.
Be. – Sonríe – Chao.
Armando se sentó hasta verla salir de su oficina, sintió una extraña paz, esta vez aunque pareciera, no la sentía perdida.
Betty estaba demasiado confundida por la conversación de hace un momento, no entendía que le había pasado pero lo sentía diferente, ya no era desafiante, no tenía aires de importante, se veía resignado pero a pesar de eso lo sentía cercano a ella y eso fue aún más extraño. Salió de Ecomoda directo al hotel y de ahí a la empresa de Catering con la que trabaja estando con Catalina, ya eran pasadas las doce y media cuando sonó su celular.
Ar. “Hola! Cómo te está yendo?”
Be. “Bien, te conseguí excelentes precios”.
Ar. “Ya almorzaste?”
Be. “No, justo ahora estaba viendo a donde iba, me acabo de desocupar”.
Ar. “Si quieres te recojo y comemos en algún sitio cerca a tu siguiente cita”
Be. “No creo que sea buena idea”.
Ar. “Tranquila solo será un almuerzo, además no quiero comer solo”.
Be. “Marcela?
Ar. “Salió al club con Camila, se la pasa más allá que en la empresa, al parecer es una forma de no verme”.
Be. “Uhmmmm… y Mario?”
Ar. “Con su esposa, tranquila no te sientas obligada, te entiendo, nos vemos en la tarde”.
Be. “Bueno, recógeme, estoy en el fontana”.
Ar. “Dale, dame media hora”.
Armando le hablaba a Betty desde el parqueadero, apenas le dio luz verde salió en busca de ella, era cierto que no quería almorzar solo pero tampoco quería comer con nadie que no fuese ella, llego en el tiempo prometido y ella lo esperaba en la recepción del hotel.
Ar. “Sal”.
Be. “OK.”
Betty lo saludo con una sonrisa al verlo a través del panorámico del carro él le correspondió.
Be. Hola! – Betty fue a darle un beso en la mejilla algo torpes por la dirección coincidieron de frente, Armando suspiro levemente, Betty lo tomo por el rostro y le dio un beso en la mejilla, temblaba –
Armando sonreía por la precaución, la miraba embelesado en ella y en su nervio.
Ar. A dónde quieres ir?
Be. No sé, siempre voy al bar de Michel jojojo no conozco de lugares.
Ar. Bueno, yo conozco un lugar muy bueno, sirven un Baby Beef muy bueno – Betty asintió sonriente –
De camino al restaurante iban muy callados, de fondo escuchan en versión balada la canción “A quién quiero mentirle” de Marc Anthony, Armando la tarareaba, verlo de esa manera era demasiado extraño, era un Armando relajado, en calma, parecía otra persona.
Ar. Llegamos. – Betty se sorprendió no era un restaurante lujoso – Armando se bajó y rápidamente camino para abrirle la puerta.
Be. Gracias. – Armando le extendió la mano y la ayudo a salir del carro –
Los ubicaron en una mesa cerca de un hermoso jardín con una fuente artificial, el clima estaba agradable, había sol.
Ar. Entonces que vas a pedir?
Be. Lo mismo que tú – Armando hizo el pedido y el mesero se retiró –
Ar. Entonces, cómo va todo? Te ha rendido el día como veo…
Be. Sí, mi mamá esta con Jean Pierre, entonces estoy más tranquila. – Betty se mordía el labio por nerviosismo, Armando adoro el gesto – Sabes, recibir tus mensajes me sorprendí, no pensé volver a eso, llegaron muchos recuerdos.
Ar. Espero sean en su mayoría buenos.
Be. Lo son.
Ar. Cómo está tu relación con Michel?
Be. Somos felices, él realmente es muy especial conmigo.
Ar. Me alegra que él si haya podido darte felicidad, seguro yo fui todo lo contrario.
Be. Armando no te puedo negar que contigo las cosas fueron muy caóticas, Michel llego en un momento en donde necesitaba llenarme de valor y me hizo feliz cuando pensé que no podría serlo, yo estando con él era consciente que no lo amaba, siempre estabas en mi mente, encontrabas la forma de regresar, me costó amarlo porque él no eras tú, yo suponía sería el hombre de mis sueños serías tú, pero lo amo, ahora si lo amo.
Ar. Ya no sientes nada por mí.
Be. Me preguntas o lo afirmas?
Ar. Lo afirmo.- Betty sonrió – Quieres decir que tengo razón.
El mesero llego interrumpiendo la conversación, ambos recibían sus platos y los miraban como si tuvieran hambre, el nervio les había cerrado el estómago a ambos.
Ar. Entonces… - dijo mientras fingía poner atención a su plato –
Be. Qué?
Ar. Tengo razón?
Be. Armando prometiste mantener ese tema muerto.
Ar. Sólo respóndeme, no te cuesta nada.
Be. No.
Ar. No qué? – Estaba confundido –
Be. No tienes razón, siempre serás importante para mí.
Ar. Aún sientes cosas por mí?
Be. Por favor Armando… basta.
Ar. Lo siento, tienes razón…
Betty y Armando comían en silencio, Betty tomo la sal, al volver a colocar Armando tomó su mano.
Ar. Dame este gusto, solo quiero tocarte, siempre me gusto tu tacto, es cálido. – Betty lo miraba en silencio, no respondió nada, tampoco retiro la mano –
Armando y Betty hablaban mientras seguían tomados de la mano, ambos reían recordando anécdotas y todas las locuras que vivieron cuando tenía que salvarlos de las modelos, Armando le encantaba hacerla reír, su familiaridad, su cercanía lo tenían cautivado, Betty se sentía cómoda en su mano, como si regresaras a un lugar conocido, tuyo.
Ar. Qué hora es? – Betty miro su mano libre –
Be. Ya son las dos de la tarde, tengo que ir con los de Catering, sale mejor contratarlo por fuera del hotel.
Ar. Te acompaño.
Be. No tranquilo, puedo ir sola.
Ar. Sé que puedes pero yo te acompaño igual. – Dijo sonriendo – Betty no pudo negarle nada a esa sonrisa, así que asintió.
Be. No piensas devolverle mi mano – dijo riendo divertida –
Ar. No jajaja creo que es mejor tenerla un rato más, si la suelto temo que no me la volverás a dar… jajaja
Armando pago sin soltar la mano de Betty lo cual era gracioso de verlo maniobrar, al caminar siguieron agarrados, hasta llegar al carro donde se rindió.
Fueron juntos a la empresa de Catering y degustaron algunos platos, se daban de comer divertidos.
Gerente. Entonces doctor Mendoza, cerramos el trato?
Ar. Sí, están muy buenos.
Gerente. A su esposa le encantaron así que no debe quedarle duda. – Dijo sonriendo – Betty y Armando se miraron y rieron cómplices de la situación.
Be. Si la verdad me encantó… - Reía por la situación, ambos disfrutaban el momento –
Contrataron al servicio más por decirle esposos que por cualquier otra razón, nuevamente en el carro de Armando camino a Ecomoda para reunirse con Mario, iban tomados de la mano.
Be. Ya vamos llegando es mejor soltarnos.
Ar. Si tienes razón.
Al llegar a la oficina Mario ya los esperaba, se sorprendió al verlos llegar tan cercanos y sonrientes.
MC. Hola Betty, cómo está? Rato sin verla – le dio un beso en la mejilla –
Be. Muy bien don Mario y usted?
MC. Bien, Bien… cuéntenme les rindió el día? – dijo con doble sentido, ambos lo notaron y se incomodaron –
Ar. Si Calderón, fuimos al hotel y Catering, Betty venía a mostrarnos lo precios cuando nos encontramos en la entrada.
MC. Claro sí.
Ar. Vayamos a sala de juntas, es más cómodo – Betty se adelantó – A usted que le pasa Calderón? Está idiota o qué? Qué fue ese comentario ah!?
MC. Calma hermano, solo un poco de humor… nada más!
Ar. Ahórreselo! –Al entrar Betty explico ampliamente las cotizaciones –
MC. Bueno Betty me parece perfecto, incluso tenemos en costos nos ahorramos un 1%, qué opinas Armando?
Ar. Estoy de acuerdo Betty, entonces ahora que hace falta?
Be. Bueno la campaña de publicidad ya está organizada, tengo una reunión con las marcas con las cuales buscamos aliarnos en el evento y ver qué medios vamos a invitar, además que me confirmen la lista de invitados para mandar hacer las tarjetas.
Ar. Cuándo estaría listo todo?
Be. Si me pasan las listas ya esta misma semana.
MC. Bueno ya te mando la lista de los medios invitados, Armando te facilita la de los proveedores y empresarios, inversionistas, todo.
Be. Perfecto estaría volviendo mañana muy temprano, más o menos a la misma hora Armando.
Ar. Bueno entonces Mario me pasa la lista suya hoy y Betty vendría mañana por lo demás.
Be. Bueno, permiso – Betty sonrió discretamente a Armando –
Salió y se sentía muy feliz por la tarde que habían vivido hoy, a pesar de que no paso absolutamente nada, no recuerda haber tenido un día tan feliz al lado de Armando, esperaba el ascensor cuando vio que salía de sala de juntas como siempre discutiendo con Mario, se veían divertidos, seguro estarían hablando de ella, ya no le molestaba, sus miradas se cruzaron por un momento, el ascensor abrió, Betty entro y se miraron ambos hasta último momento.
Ar. “Gracias por este día”.
Be. “Yo no hice nada, gracias por el almuerzo”.
Ar. “Soportarme ya es mucho” jajaja”.
Be. “Yo nunca te he soportado jajaja”.
Ar. “Nos vemos mañana a fuera para desayunar?”
Be. “No, mejor en la empresa no quiero que las cosas se mal interpreten”.
Ar. “Dale, nos vemos, me avisas cuando llegues”.
A Betty la esperaba un taxi que Wilson le había pedido, iba de camino a la casa de sus papás a buscar a Jean.
Be. “Es mejor que no me hables cuando este en casa de mis papás”
Ar. “Bueno hablemos de camino…”
Be. “Que intentas Armando?”
Ar. “Por qué dices eso?”
Be. “No sé, siento que no quieres ser mi amigo… sé que quieres algo más y me da miedo”.
Ar. “Una vez me preguntaste si estaba dispuesto y no quiero decírtelo, quiero demostrártelo”.
Be. “Pero sabes que no podemos estar juntos”
Ar. “Si, lo sé, pero no importa”.
Be. “Michel volverá pronto, no puedo hacerlo de nuevo Armando”.
Ar. “Entonces decide no hacerlo, pero yo decidí que estoy dispuesto”
CONTINUARÁ…
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