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“El diario de Armando” #YSBLF – Capitulo 9

  • Foto del escritor: Fan YSBLF !
    Fan YSBLF !
  • 17 oct 2018
  • 8 Min. de lectura


Ya entraba la noche, Betty se había colocado un bikini amarillo brillante, se veía realmente hermosa, el contraste con su piel era perfecto, al verla salir Armando quedo mudo, y sin intenciones de disimular el impacto que había provocado en él, la admiraba embelesado ante la mirada de horror de Marcela.

Mar. Te puedes calmar! Los demás se van a dar cuenta Armando.

Ar. Por Dios Marcela, no sé si no te has dado cuenta pero nadie me está viendo a mí, y no estoy haciendo nada malo…

Mar. NO! NADA!

Ar. Baja la voz! – Dijo tomándola del ante brazo –

Mar. Solo estas embobado mirando a esa!

Ar. Sí, porque no puedes negar que se ve hermosa… solo la admiro, no estoy mirándola como carne!

Mar. Precisamente esa mirada que no conozco es la que me preocupa Armando

Ar. A ti te preocupa cualquier otra mujer que no sea Patricia, no nos digamos mentiras…

Mar. Niégame que entre ustedes no pasa nada, hazlo!

Ar. Para qué lo hago? Para qué no me creas?! Acaso has visto que ella se me ha acercado? Has visto que se me ha insinuado? Deja de ver cosas donde no las hay

Mar. Que ella no lo haga, no quiere decir que no lo quieras, que tú no te acerques a ella

Ar. Contigo nunca se va a poder, no sé para qué carajos inventas estos planes, si al fin y al cabo los terminas arruinando, todas las benditas salidas contigo son así!

Mar. Sabes que te amo demasiado Armando – lágrimas brotaban de sus ojos –

Ar. Marce cálmate en serio… entre ella y yo no hay nada. Discúlpame sin te sentiste mal, porfa. – Dijo abrazándola, Armando sintió remordimiento, sintió por primera vez culpa, no era la primera vez que engañaba a Marcela y estaba seguro que no sería la última, pero jamás había experimentado eso, para él era un rutina, engañar, ser infiel era algo de él, de su esencia, no recuerda exactamente como se volvió un don Juan, como le tomo el gusto a las mujeres, quizás fue su tío Fabio y sus consejos e ideas machistas, pero a ciencia cierta no recuerda sus inicios, no recuerda su vida sin ese hábito –

Betty fingía no estar pendiente de Armando, sonreía cuando los vio abrazarse, soltó una gran carcajada cuando vio la dulzura en sus ojos, trataba a fuerzas ignorar las punzadas de su pecho, sería un fin de semana largo, sería un fin de semana de fingir que no le importaba Armando, fingir que sus besos no la habían estremecido, que sus caricias no habían dejado huella en su piel.

Bebía cerveza mientras Jerónimo la alagaba de mil maneras, Mario siempre se mantenía cerca e iba y volvía cada tanto para ver qué tan bien se sentía, en su cuarta vuelta noto la tristeza en la mirada de Betty, y dispuesto a averiguar que la afligía le pidió que lo acompañara al lago que estaba a unos pasos de la parte de atrás de la casa.

MC. Qué fue?

Be. Jajajaja que fue de qué?

MC. Tienes una cara…

Be. Para nada jajajaja estoy normal… incluso me ha parecido divertido Jero.

MC. Sabes que puedes decirme lo que sea, verdad? – esas eran las palabras claves, su ceño se ensombreció y sus ojos se cristalizaron –

Be. No es tan fácil como pensé Mario, no me hace feliz sentirme así, me siento como un anónimo en la vida de él, es que me acercó y es como si no me conociera, como si nada hubiese pasado.

MC. Betty no es así, esta con Marcela, no puede hacer más créeme

Be. Hemos estado solos y se comporta tan tosco Mario, es como si siempre quisiera pelear…

MC. Betty mira… a Armando le gusta tener las cosas bajo control y siente que contigo no lo tiene, yo sé que él te ve diferente, lo conozco de toda mi vida, le importas más de lo que crees. – Betty se tapa la cara con ambas manos y se recostó al pecho desnudo de Mario, él la abrazo en respuesta mientras y beso su frente –

Justo en ese momento con Armando, venían por más cerveza, Marcela escuchó susurros y se asomó a ver que era, cuando vio la escena sonrió feliz, esa era la respuesta de lo que pasaba, Betty ya no era un peligro para ella, claro, siempre y cuando Armando no la pusiera en su radar.

Mar. Bueno mi amor, al menos me puedo quedar más tranquila – Dijo sonriendo maliciosa –

Ar. De qué hablas?

Mar. Asómate… - dijo marchándose a la piscina –

Inconsciente de lo que vería, miro a través de la ventana, agudizo la vista y los vio, Mario y Betty estaban juntos, él la sostenía con tanta dulzura, con firmeza, incluso la imagen que daban le agrado – Se ven bien juntos – pensó. Su expresión era neutra, pero los dientes los apretaba con fuerza, no sabía porque una noche casual con una desconocida le dolía tanto, le pesaba, camino inerte a su habitación, abrió su diario y con lágrimas mojando la página escribió.

“Como deseo anotar tu nombre, pero no puedo, escribirlo es conjugarlo en pasado y me rehúso a hacerte parte de el, por eso, ajena mía, siempre llevarás ese nombre, es impersonal, y no retrata fielmente mis sentimientos hacía a ti, los cuales a través de estas páginas he podido vivir, el amor que siento por ti es nuevo, es inocente, no sabe qué hacer, y pierde el control fácilmente, se desespera por tenerte, pero estoy feliz, gracias a estas páginas te descubrí.

Yo quería tenerte sola y enteramente mía, pero hoy nuevamente me encuentro sin ti, tengo una bella luna, buenos amigos, tengo riquezas, tengo todo y nada, no puedo evitar mirarte y pensar “Ojalá ella”, pero solo es eso lo que me queda, verte sin poder hablarte de tanto amor y escribirte sin mencionar tu nombre”.

Armando lloraba mientras se embutía más cerveza, era un intento inocuo de ahogar sus penas, nada podría hacerlas desaparecer, nada que no fuese ella y tristemente ambos sufrían por falta de valentía.

Se miró al espejo, sonrió galantemente y salió de la habitación como si no hubiese sentido nada, como si la página no hubiera quedado marcada con las olas que dejaban sus lágrimas.

Ambos vivían a punta de instantes, mirándose secretamente, cerrando sus ojos imaginándose juntos, recordando aquella noche, a pesar de estar a metros la lejanía estaba marcada, morían de ganas por rozar accidentalmente su manos, sentir la calidez que tanto recordaban, pero hay corazones cobardes, que deben pasar por mucho para amarse, y este par en especial, estaban llenos de miedos e incertidumbres.

Betty ya estaba en la piscina, hablaba con Claudio, María y Jerónimo, al lado contrario estaba Mario con Patricia y Marcela hablando, los miraba, y era como si nada pasará entre ellos, como si hace unos instantes no hubiesen tenido aquel momento íntimo, Marcela le sonrió y con la mano lo llamo, Armando le respondió con el mismo agrado, al verlo Betty noto que algo le pasaba, pero tuvo ganas de ir por agua y se levantó, la mirada de Armando la seguía, sin pensarlo fue tras ella, el dolor no le permitía razonar, Betty entro a la cocina, picaba hielo cuando Armando la sorprendió.

Ar. Hola – Ella brinco de susto –

Be. Armando me asustaste jajaja Hola – dijo mirándolo dulcemente –

Ar. Cómo estás?

Be. Bien… Claudio es todo un personaje, y María ha sido muy linda… Jerónimo jajajaja él es otra historia es súper gracioso jajaja

Ar. Me alegro que te estés divirtiendo. – en su voz había melancolía –

Be. Armando te pasa algo? Te noto, no se… apagado.

Ar. Así me siento.

Be. Paso algo?, está todo bien? – pregunto con sincera preocupación –

Ar. Si… no ha pasado nada.

Be. Uuhmmmm… entonces me imagino discutiste con Marcela. – Dijo mientras miraba su boca, inconsciente se mordió el labio inferior, el gesto erizo a Armado –

Ar. Dios…. No hagas eso Beatriz. – dijo suspirando –

Be. Qué hice? – la tensión subía, lo miro a los ojos con la inocencia que la caracterizaba y volvió a mirar su boca, repitió el gesto, nuevamente era inconsciente de la reacción de su cuerpo –

Ar. Eso… - dijo en susurro, mientras caminaba suavemente hacía ella –

Be. Qué haces Armando? Puede venir Marcela, no quiero problemas… en serio.

Ar. No hago nada. – la tomo por la cintura –

Be. Armando detente por favor – dijo cerrando los ojos pero sin oponer fuerza –

Ar. Detenme – La abrazo fuerte, a ambos los recorrió un rayo por la espalda que instintivamente los unió más –

Be. Armando…

Ar. Qué? – la tomo por la barbilla sin dejar de presionarla hacía su cuerpo con la mano izquierda –

Ella no respondió nada más, sus alientos se mezclaban, sus miradas eran quienes hablaban, ambas pedían ese beso, ambas gritaban deseo.

Armando la besaba apasionadamente mientras ella escalaba su cuerpo hasta quedar con las piernas cruzadas sobre su torso, ambos habían perdido el control, él la sentó en el mesón de la cocina, mientras apretaba fuerte sus glúteos mientras su erección le rozaba la vagina, sudaban de deseo, se besaban desesperados, se tocaban con prisa, el miedo corría por sus venas. Armando rodo la parte baja de su bañador para tener acceso a la humedad que goteaba de su sexo, era tanto lo que sentían que a pesar de estarlo viviendo no les bastaba, estaban totalmente insatisfechos, les faltaban horas para amarse, días. Era un frenesí en el que habían caído. La embestía con tantas ganas, con dulzura, Betty comprimía sus gemidos apretando sus labios contra los de Armando, se aferraba fuerte a su cuello estaban a punto de llegar – Te amo – dijo en medio de gemidos Armando – te amo – respondió sin dudas Betty y juntos llegaron al clímax.

Ambos buscaban la compostura sin mirarse a la cara, la pena ahora tenía lugar, nadie sospechaba lo ocurrido, ellos tampoco podían creer lo que había pasado.

Ar. Betty…

Be. No puede volver a pasar… no es correcto

Ar. Lo sé, ahora que estás con… bueno, no es correcto.

Be. Jerónimo? No tengo nada con él…

Ar. No, Mario.

Be. Mario!? Vuelves con eso… somos solo amigos.

Ar. Los vi en el lago, no tienes que ocultarlo lo acepto, solo quería despedirme.

Be. Así que esto fue una despedida? En serio Armando?... crees que merezco que me busques cada vez que tienes ganas?

Ar. No Betty no me mal interpretes…

Mar. Amor!!

Betty nuevamente tomo el hielo, ya bastante derretido, fingiendo partirlo.

Mar. Amor!! Donde… Beatriz, qué hacen?

Ar. Estábamos hablando amor, de la U, unos trabajos, nos distrajimos… para qué me buscabas? – Betty sonrió nerviosa –

Mar. Ah… es que Mario está tratando de prender la fogata, pero no ha podido, para que lo ayudes –

Ar. Vamos… Bueno Betty, hablamos después…

Be. Dale. – dijo evitando mirar a ambos –

Sentía temblar todo su cuerpo, estaba realmente asustada, jamás había hecho algo tan arriesgado, no entendía que le pasaba, nunca se había desinhibido de esa manera.

Armando tenía el corazón acelerado, en las manos sentía el calor de su cuerpo, ella siempre era cálida, estaba ansioso, Marcela había interrumpido su charla, necesitaba hablar con ella, estar más tiempo con ella, eso definitivamente no había sido una despedida, era un comienzo, se encargaría de eso, de hacerlo el comienzo de los dos, de su historia, no podía ignorarlo.

Betty salió de nuevo y se unió a los demás, ambos se miraron por un momento y lo recordaron se habían dicho TE AMO.


CONTINUARÁ.

 
 
 

1 Comment


jaqueline yunjae
jaqueline yunjae
Mar 30, 2019

Qué arriesgados para hacerlo en la cocina o.o pudo descubrirlos Marcela en pleno

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