“El diario de Armando” #YSBLF – Capitulo 14
- Fan YSBLF !
- 29 abr 2019
- 8 Min. de lectura
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Betty había pasado un fin de semana bastante tranquilo, canceló el compromiso que tenía con Aura María porque no tenía muchas ganas de salir, la cabeza la tenía en un solo lugar, y lo demás simplemente le estorbaba, Aura le reprocho el poco tiempo que se veía y el que no fuese capaz de decirle quien era la persona con la que salía, ella jamás la juzgaría y Betty lo sabía pero le pesaba confesar algo así.
DJ. Mamita, por qué tiene esa cara larga?
Be. Nada mamá, estaba viendo una película sobre el holocausto y quedo algo deprimida, pobre gente. – Realmente pensaba en Armando, pero si lamento utilizar la tragedia de esa gente como excusa de su mal humor –
Dj. Segura Betica?... mire que usted andaba así, cuando ya sabe quien… bueno usted sabe a que me refiero.
Be. No mencione ese nombre aquí mamá, y no… no es por eso, se lo aseguró – Es algo peor, pensó –
Dj. Y Jerónimo, tiene rato que no sale con él, se pelearon? – Doña Julia seguía siendo la gran confidente de su hija, y al igual que siempre era información muy seleccionada la que tenía para contarle –
Be. Si mamá a veces almuerzo con él en la U, pero ha estado ocupado.
DJ. Ay el Joven Jerónimo se la quiere mucho mi niña, no te has dado cuenta? Mira… el otro día…
En ese instante Betty empezó a divagar dejando a su mamá en segundo plano, se imaginaba a Armando en la orilla del mar, como aquella primera noche que pasaron juntos, pero en su lugar estaba Marcela, besándose apasionadamente, recorriéndose…
Dj. Te parece mija? Betty… Betty… - El segundo llamando la despertó de golpe –
Be. Perdón mamá, que me decía…?
Dj. Mija, dígame si le pasa algo, sabe que puede confiar en mí, esta muy distraída mamita…
Be. No mamá, en serio no me pasa nada, me acorde de un trabajo que me coloco el profesor Montaño y tengo que entregarlo el lunes y no lo he terminado.
Dj. Montaño? No la había escuchado hablar de él, es nuevo?
Be. Si mamá el profesor Jesús Montaño está reemplazando al Profe Barcenas, se fue para Madrid a terminar su doctorado.
Dj. Ah bueno y que tal es mamita? – dijo sentándose como una adolescente a punto de escuchar la historia de amor de su mejor amiga, ese gesto la causo gracia –
Be. Si lo viera mamá es muy joven, solo unos cuantos años más que yo, como cinco años, es muy sabido, muy inteligente, es quien va a llevar adelante el semillero de investigación de la universidad y tengo que quedar muy bien con él en esa materia, figurece de él depende mi beca.
Dj. Ah bueno mamita entonces no la interrumpo, quiere que le traiga un chocolatico caliente?, si quiere yo se lo hago o le digo a Matilde.
Be. Gracias mamá, como quiera, yo se lo recibo… - dijo sonriendo mientras se acurrucaba en su sabana felpuda –
Dj. Listo, ya se lo hago.
Del otro lado de la ciudad Jerónimo estaba con Mario, habían salido a rumbear, estaban con un par de “hembras” que se habían conseguido en el lugar, ambas se disculparon y fueron juntas al baño.
MC. Entonces hermano… a qué hora nos vamos? La demora me perjudica tigre!
Jero. Bueno… es que tampoco me estoy muriendo de ganas, no ando como de ánims.
MC. Uy no… pero ese triangulo amoroso que se traen ustedes me va a dañar mi vida social, de verdad es que ya no sé ni que creer.
Jero. Por qué? BETTY TE HA DICHO ALGO DE MI!?....
MC. Calmado Jero, sabes que Betty anda a mil por Armando, es él quien me preocupa.
Jero. Ahora que le hizo?
MC. Uy pero que amor nos tenemos pues,… nada! Lo de siempre, Marcela.
Jero. Ahh… si cierto, se fue de plancito a Cartagena con ella.
MC. Si.
Jero. Y Betty cómo está?
MC. Ya te imaginarás…
Jero. Mario pero es que usted también hermano, sabe cómo es Armando, él nunca ha dejado a Marcela, ha tenido mil mujeres pero siempre sigue con Marcela, como permitió que Betty se metiera en eso, va a salir lastimada como todas las demás.
MC. Hermano entiéndame, yo en eso no me meto, porque es peor, yo territorio neutro, yo no voy abogar por ninguno de los dos, bien grandecitos que están, ambos saben en que se meten, Betty sabe de ante mano quien es Armando, si decidió seguir no puedo hacer nada más.
Jero. Entonces te quedas viendo cómo se estrella sola.
MC. Exacto.
Jero. Uy no de verdad Calderón a veces usted es más basura que Mendoza.
MC. Uy mira este… no le salí a deber pues, yo le he dicho mil veces a Beatriz las cosas, le hablo claro y con la verdad, jamás le he mentido sobre el pasado de Armando y él también lo aconsejo, pero que es lo que pretendes tú… que les ponga una pistola y los obligue a terminar? Que les deje de hablar? Ese es más tu estilo viejo.
Jero. Yo no he dejado de hablarle a nadie.
MC. Armando me dijo otra cosa… y si algo tiene Armando es que es de todo menos mentiroso, bueno… al menos no conmigo.
Jero. Lopuse en su lugar y no le gusto, como siempre… lo que pasa es que usted lo tiene mal acostumbrado, y esta creído que todo el mundo le va a rendir pleitesía, el rey pues…
MC. Oiga pero le está como rascando mucho esa herida, no demuestro lo ardido así de feo hermano – Mario alzo la mirada, sus acompañantes ya regresaban – sabe que Jerónimo, dejemos todo por la paz, yo me voy… usted vera que hace.
Mario la tomo por la cintura apartándola un poco, ella sonrió y le hizo señas a su amiga dejándola con Jerónimo, Mario le dirigió un gesto frío de despedida con la cabeza y se marchó, Jerónimo golpeo la barra con el vaso haciendo que el whiskey que se derramará un poco en la herida que se había hecho en el dedo índice esta mañana arreglando el motor de auto le ardiera, pero no lo noto.
En Cartagena la fiesta era como de ensueño, mágica, la decoración exquisita, todos los invitados traían sus mejores trajes, todos la pasaban de lo más bueno, excepto Armando, desde que llego se sentía incómodo, extraño, no había podido escribir en todo el viaje en su diario, porque nunca había estado solo, pero explícitamente porque Marcela le había pedido que no lo hiciera, en esos momentos era cuando Armando la hacía sentir más lejana a él y ese fin de semana en donde se celebrara un amor solo quería contagiarse de ello, que nada dañará y si lograba que Armando también se antojará pues no le caería nada mal.
Mar. Amor… - dijo mientras le hacia cariñitos en el cuello – quiero quedarme unos días más en Cartagena, podemos?
Ar. Pero Marcela pronto ya vienen los finales, no podemos perder clases…
Mar. Pero amor, por favor… mira – dijo mientras lo besaba suavemente – quiero comprar algunas cosas para nuestro matrimonio – Armando abrió los ojos como platos – cálmate amor, es solo para tenerlos, no es que nos casemos mañana, es que me antoje de ciertas cosas y las encontré tal cual las quería, no quiero perder esa oportunidad, y además mira este clima, este sol delicioso… no crees que merecemos unos días para nosotros?
Cerca se encontraba Don Roberto que atento escuchaba la conversación de ambos sin desatender al socio con él que hablaba, Armando se percató y de mala gana respondió que sí, esto enloqueció a Marcela que pensó que efectivamente Armando se contagiaba del aire festivo.
Ar. Pero solo hasta el miércoles amor, no quiero perder más clases.
Al escuchar la respuesta Armando, Don Roberto sonrió sutilmente, al ver el gesto de su padre le dio un gran alivio, toda su vida ha vivido con esa presión y admirando siempre el don que tiene de comunicar su pensar tan discreto y efectivo a través de los años, aunque fue precisamente ese don el que alejo a su hermano Leonardo.
La mañana siguiente en Bogotá, Betty se encontraba haciendo compras en el centro comercial, sentía que la ropa de su closet ya no se le veía también, quería cambiar su look, ser más audaz, más moderna, después de una hora de visitar tiendas se sintió algo agotada, decidió tomarse un capuchino de vainilla, era su favorito, esa mañana estaba realmente fría, mientras tomaba su pedido casi lo deja caer al ver a lo lejos a Armando, aunque había algo raro en él.
Be. Gracias señorita – dijo dándole una mirada y sonrisa rápida a la chica –
A lo lejos ella buscaba su mirada, pero él ni siquiera se percataba de ella, así que ya molesta se interpuso en su camino, tomando un sorbo y quemándose la lengua.
- Estás bien? – le dijo Armando –
Be. Lo que se puede, gracias por avisarme que habías llegado.
- Ehmmmm… Disculpa?
Be. Por qué no me llamaste?
- Creo que no tengo tu número.
Be. En serio? Es la mejor excusa que encontraste? Claro que tienes mi número, he visto que has estado en línea todo el fin de semana, esperando que me envíes un mensaje, al menos para saber qué vas a estar bien y ni siquiera eso avisas.
- Lo siento, pero de donde nos conocemos…?
Be. COMO!?
- Mira, antes que sigamos esta conversación déjame quitarte el bigote de espuma, no me concentró. – paso su dedo pulgar y con gusto lo llevo a su boca sin quitar la mirada de Betty que atónita lo miraba – ahora sí, creo que me estas confundiendo, me llamo Leonardo Mendoza.
Be. Leonardo!?... tu eres… eres hermano de…
Leo. Sí, soy el hermano de mayor de Armando, no me sorprende que no te hablará de mi, pero si que te haya dicho su apellido, aunque no creo que quede alguna mujer que no lo conozca, claro, a excepción de ti.
Be. Pues… sí conozco a Armando, sino no te hubiera confundido con él.
Leo. No lo conoces, por eso me reclamas.
Be. Bueno igual lo siento.
Leo. Tranquila, me pasa mucho cuando llego a Bogotá, aunque tú no te vas de su tipo.
Be. Si… y como de qué tipo soy. – dijo visiblemente molesta –
Leo. Inteligente, con materia gris.
Betty se sintió confundida, ahora que lo veía bien no era igual a Armando, tenía un aire pero se veía mucho más maduro, su tez era más blanca, y tenía una sombra de barba muy pronunciada.
Be. Perdona si te importune.
Leo. Tranquila, cómo te llamas?
Be. Bett… Beatriz Pinzón, un gusto.
Leo. Creo que se me antojo un capuchino, me acompañas?
Ambos se sentaron, Betty ahora apenada evitaba mirarlo.
Leo. Entonces… donde conociste a Armando, en el club? En un bar?
Be. En Cartagena.
Leo. Uhmmm… han ampliado sus horizontes, eso está bien, por cierto, tu qué eres de Armando, por qué hasta donde sé vine a su fiesta sorpresa de compromiso…
Be. Fiesta de com-pro-mi-so?
Leo. Veo… están saliendo. – Betty estaba helada, no pudo disimular su asombro – sí, al parecer mi padre es el cómplice, lo cual es súper extraño, pero bueno, que familia no tiene su dosis de locura, en fin… si, ellos estaban programados para casarse algún día. – Betty empezó a sentirse mareada –
Be. lo siento me tengo que… ir – cayo sentada de inmediato, el mundo se le movía –
Leo. Estás bien?
Be. Sí… sí, disculpa debo irme.
Leo. Oye… si quieres podemos irnos en el mismo taxi.
Betty no escucho esto último, escuchaba un zumbido, nada más, estaba aturdida, sentía ganas de vomitar, como demente empezó a marcarla a Aura María pero no contesto, a Mario, no contesto, a Jerónimo, no contesto, al parecer ese día nadie estaba para ella, el universo había conspirada para que sufriera sola, recordó a Nicolás, su última conversación fue hace mucho y no sabía como tomaría todo lo que tenía para contarle.
Nic. Aló? Quiubo Betty y ese mil… Betty que le pasa, por qué llora?
Be. Me mataron Nicolás, me mataron…
CONTINUARÁ.
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