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“El diario de Armando” #YSBLF – Capitulo 12

  • Foto del escritor: Fan YSBLF !
    Fan YSBLF !
  • 16 nov 2018
  • 11 Min. de lectura


Armando y Betty estaban en el último salón del bloque D, estaban hablando después de una larga ronda de besos y caricias, ella le acariciaba el rostro mientras él la abrazaba dulcemente y de tanto en tanto olía el aroma de su cuello, le encantaba su olor personal, lo había descubierto después de unas noches durmiendo junto con ella, su romance ya llevaba casi un mes y para fortuna nadie se había percatado del asunto, Betty sabía guardar muy bien las apariencias, con Armando la historia era otra, el poco control de sus emociones lo dejaba en evidencia, aunque siempre sabía delante de quien hacer la pataleta. Suena el celular de Beatriz.

Be. Hola Jero!

Jero. Mi Betty, cómo vas?

Be. Bien mi vida y tú? – dijo soltándose de Armando quien ya empezaba a tensar el abrazo –

Jero. Bien, lo que pasa es que en calculo el profesor Insignares coloco el trabajo en parejas, y bueno como no viniste le dije que íbamos juntos, era para avisarte, igual por si no estás de acuerdo. – Betty miro el reloj, le sorprendió como había perdido la noción del tiempo, miro a Armando consternada y continuó –

Be. Dale Jero y muchas gracias de verdad, dime cuando podemos reunirnos, es que estoy haciendo una vuelta y ando tan ocupada, que ni me fije en la hora.

Armando la miraba desde la ventana de la esquina del salón haciéndole señas de que colgará, ella le respondió de igual manera dándole a entender que esperará.

Be. Listo Jero, me parece perfecto, y de nuevo gracias, nos vemos en el almuerzo, chao!

Ar. En el almuerzo? Pensé que iríamos al apartamento Betty…

Be. Lo siento Armando pero no puedo seguir perdiéndome así las clases, recuerda que tengo beca.

Ar. Si pero no puedes ser después, cual es la urgencia, cuando es el trabajo?

Be. Es para el viernes, sabes cómo es Insignares, le gusta colocar a correr a la gente, además tu y yo sabemos que lo que realmente te molesta es Jerónimo.

Ar. Si!! Precisamente eso es lo que me molesta, no pierde oportunidad para pasar tiempo contigo y tu casualmente nuuuuuunca te le niegas Beatriz!!! Sabes perfecto que muere por ti! Yo ya te lo he dicho mil veces, incluso te conté nuestra conversación pero insistes!!

Be. Pero es que la cansada de todo esto debo ser yo Armando!!, te he dicho mil veces que no me interesa, además no te veo muy apresurado por dejar a Marcela e igual no ando cada cinco segundo peleando por ese tema!!

Ar. Sabes perfecto mi situación Beatriz! Y no compares, que no es lo mismo… además no me niegues que no has escuchado los rumores, todos saben que esta relación no tiene futuro.

Be. Es que eso lo sé yo desde que te conocí en Cartagena, pero igual sigues con ella!

Ar. NO me cambies de tema, siempre que te reclamo sobre Jerónimo usas la misma estrategia!

Be. No es ninguna estrategia Armando, es la verdad… pero Okey! Si tan incómodo te pone no lo toco más, siempre y cuando tu hagas lo mismo respecto a Jerónimo, es que ya no encuentro modo de que entiendas que no me gusta, con o sin ti no estoy interesada en él!

Ar. Ojala pudieras decir lo mismo sobre Michel - Dijo con mirada de arrepentimiento, conocía perfecto el rumbo que tomaría la conversación si tocaba ese tema, seguía siendo tabú –

Be. Nos vemos Armando…

Ar. No Betty, no era en serio… Betty porfa! – Se marchó –

Betty bajaba las escaleras colérica tropezando con todos los que a subían, en especial con alguien que al verla quedo boquiabierto, Armando noto la mirada que este le había echado pero por cómo estaba la situación no tendría tiempo de marcar su territorio, así que solo lo ignoro.

Ar. Beatriz!!! Esperame… - grito con disimulo – no quería llamar la atención más de lo necesario.

Cuando estaba llegando a la salida de lal cafetería Armando apretó el pasó y a punto de alcanzarla escucho – Amor! Espera! – era Marcela, que al verlo bajar tan atormentado lo siguió.

Mar. Amor, cual es la prisa? Qué pasa?

Ar. Mi amor!!! – dijo dándole un beso para que no se fijará en Betty, quien se detuvo en el preciso instante para verlo abrazar “apasionado” a su verdadera novia –

Mar. A dónde ibas mi amor? – Dijo acariciándole el rostro, justo como hace unos instantes lo hacía Betty, sintió culpa por Betty, nada por Marcela –

Ar. No amor, es que tengo una urgencia física personal jajaja y pues tenía afán – dijo con vergüenza –

Mar. Ay amor lo siento jajaja – dijo apartándose – pero no te preocupes mejor vayamos a mi casa, queda más cerca y de paso aprovechamos la tarde, mira que me has tenido muuuy olvidada por semanas…

Ar. Este… no amor, que pena – dijo mirando alrededor, no encontró a Betty – en tu casa que vergüenza, mejor nos vemos más tarde, sí?

Mar. Armando estoy por pensar que no quieres pasar tiempo conmigo, siempre me evitas… incluso estuve hablando con Margarita…

Ar. Ehmmm,,, con mi mamá?? Qué tienes que hablas con ella Marcela?

Mar. Pidiéndole consejos amor, sabes que mis papás casi no pasan tiempo en Colombia, pero bueno ese no es el tema, ella me aseguró que era solamente una etapa tuya, pero no sé, desde que hablamos de compromiso te siento extraño…

Armando trago saliva, si algo lo llenaba de terror eran los interrogatorios de su madre, ella y su suegra eran las mejores amigas desde sus épocas de escuela, y prácticamente desde ese entonces había planeado su matrimonio con Marcela, incluso de eso, dependía su posible ascenso a la presidencia de Ecomoda.

Ar. Hagamos algo, voy a clase de álgebra, me esperas si quiere en la cafetería del segundo piso, y cuando salga llego por ti y nos vamos para tu casa, te parece?

Mar. Bueno amor – dijo dándole un beso sonoro – no hay problema – le limpio el labial rojo, dejándole un sombra rosa, era algo que Marcela disfrutaba, era como su marca personal, y el sello de que Armando era suyo –

Ambos se despidieron con mucha prisa, ella con amor y él con desespero, al ver que Marcela había salido de su vista inmediatamente marcó a Betty, no hubo respuesta, entro al chat y encontró que estaba en línea, le escribió.

“Ar. Perdón. *carita triste*

Be. No sabes decir nada más…

Ar. Sí, te adoro….

Be. Hablo en serio Armando.

Ar. Está bien, te amo. Y créeme es muy en serio”

Esto la tomó por sorpresa, empezó a leerlo una y otra vez con desespero, el corazón le daba brincos, iba en el taxi riendo como loca, sus pies corrían en el mismo sitio, era un movimiento involuntario que siempre se producía cuando moría de felicidad, el taxista rio confundido. Más calmada y fingiendo que eso no la había vuelto y una loca acabada contesto.

“Be. Bueno, si “tanto me amas”, porque siempre buscas excusas para discutir.

Ar. Por miedo Beatriz.

Be. Miedo a qué? Es que no entiendo…

Ar. Ah perderte… a qué te des cuenta que hay mil hombres a fuera mejores que yo que al igual mueren por ti.

Be. Exagerado

Ar. Me molesta que no me creas, pero no sé si molestarme en serio o sentir ternura porque incluso eres inocente en eso, tu despiertas muchas cosas en muchos hombre, lo sé… tengo el asiento perfecto para darme cuenta.

Be. Asiento?

Ar. Sí, soy tuyo, eres mía pero nadie lo sabe… o sea que ninguno se restringe al hablar de ti, y a mí solo me toca escuchar y callar, no te imaginas lo duro que es.

Be. Pero te he dicho que no me interesa nadie, además no sé qué tiene que ver eso con Michel.

Ar. No tiene nada que ver, fue un impulso, por rabia… nada más. Pero si me preocupa que él te afecte tanto, siento que no te tengo entera para mí.

Be. Tú tampoco eres enteramente mío, eso me toca verlo, no solo escucharlo, date por suertudo.

Ar. Sabes que soy tuyo, lo demás es teatro… dónde estás? Quiero despedirme bien.

Be. De camino a verme con Jerónimo”.

Armando apretó el celular, las manos le ardieron por la presión, le temblaban.

“Ar. Okey, entonces no vemos mañana?

Be. Si creo que ya mejor mañana, necesito sacar ese trabajo adelante.

Ar. Bueno… *escribiendo…*

Ar. Te Amo *Cara sonrojada*”.

Betty se mordía la uña del pulgar derecho, intenta ahogar un grito, que salió en un sutil y agudo chillido, ya iba de camino al restaurante donde quedo con Jerónimo.

“Be. *Carita ojos de corazón*”. Betty realmente estaba enamorada de Armando, no sabía cómo había llegado a eso pero lo amaba, solo que no quiso ser la primera en decirlo, eso le daba una sensación de ser la débil, pero por otro lado le había encantado que é si tuvo la valentía de decirlo.

Armando sonreía de media lado, eso le había bastado, sabía que las cosas con ella eran lentas y precavidas, el hecho de que no haya huido despavorida era suficiente, por primera vez en su vida Armando Mendoza debía aceptarlo, estaba enamorado.

Armando sentía ansiedad, el solo pensar que estaban solos le hervía la sangre, pero se acordó de sus palabras, ella simplemente no tenía ojos para nadie más, y eso le inflo algo el ego, deseaba escribirle, saber qué hacía, dónde estaba, pero eso sería volver a tener problemas, y ya con los de hoy eran más que suficientes. Pronto las doras horas de clase pasaron, al salir hablo con un par de compañeros y se despidió, tal lo acordado Marcela junto con Patricia lo esperaba en la cafetería, él le hizo un mofa a Patricia quien no espero que llegará para marcharse.

Ar. Bueno marce, vamos, tengo un sueño…

Mar. Ay Amor!!! Cambio de planes…

Ar. Cómo así?

Mar. Si… lo que pasa es que hablando con Patricia me dijo que Humberto abrió un restaurante y la comida esta exquisita, y me antoje de paella, podemos ir?

Ar. Paella? Y eso? No estabas en dieta….

Mar. Armando por favor! – Dijo dándole un codazo directo al abdomen, mirando y riendo viendo a todos lados – Acuérdate… no hago dietas…

Ar. Ay Marce… si perdón lo olvide, bueno vamos entonces.

Marcela iba manejando mientras hablaba de un montón de boberías, Armando asentía y sonreía como de costumbre, ese tipo de conversaciones no le antojaban nada más, pronto llegaron al restaurante, espero a Marcela en el parqueadero mientras intento enviar mensajes a Betty, no le fue posible así que guardo el celular. Al entrar al establecimiento se quedaron en la puerta decidiendo si se quedaban en la terraza lunch o entraban a salón el cual tenía un aire muy romántico, para su gusto, eso no le evito imaginarse con Betty.

Hum. Marce!! Armando!! Sigan… cómo están?

Ar. Hermano!! Excelente y tu?

Mar. Hola Humberto, que lugar más divino… el diseño es precioso, fresco!

Hum. Gracias Marce, cuéntenme donde los ubico?

Mar. No sé, qué nos recomiendas?

Hum. Bueno, yo ubique muy cerca a la chimenea a Jerónimo, vino con su novia, creo.

Ar. NOVIA?! Jerónimo esta aquí?

Mar. Armando, por qué gritas? – dijo sonriendo forzosamente –

Hum. Jajajaja bueno él no me dijo, solo que lo vi tan galante que lo intuí.

Ar. Jajaja no tranquilo, solo que sabes que como buen tigre es difícil de cazar…

Mar. Jummm… de eso tu sabes mucho, o más bien yo! Jajajaa

Ar. Bueno ubícanos cerca, quiero saludarlo. – dijo arreglándose el saco –

Betty y Jerónimo reían al punto que a ella le dolía la barriga, este le contaba una anécdota de cuando tenía once años y toda la escena se les hizo muy graciosa, Betty bebía vino blanco por insistencia de Jerónimo, que logró sin que ella lo supiera llevarla a su primera cita. Ella intento tomar un trago para calmar el exceso de tos que la risa le había provocado logrado derramarse un poco por la vertiente de la boca. Rápidamente Jerónimo tomo su servilleta y la seco, Armando veía todo de camino a la mesa, de un lado llevaba a Marcela enganchada, la otra mano la apretaba tan fuerte como podía, la sangre le hervía, su sonrisa, el sonido de ella era suyo, de nadie más – ¡MALDITA SEA! Gritaba en su mente, estaba harto de lidiar con situaciones en donde solo podía reír y observar, tenía el rostro rojo.

Mar. Amor, te sientes bien?

Ar. Por qué!?

Mar. Ay!!!

Ar. Perdón Marce, por qué?

Mar. NADA!

Armando la ignoro por completo no necesitaba escuchar la explicación del capricho de Marcela, aquí quien le debía una explicación era Beatriz y espera escuchar una buena.

Ar. BUENAS…. Tardes. – Ambos lo miraron espantados, aunque por diferentes situaciones –

Jero. Que más Armando, qué casualidad encontrarte aquí – dijo sarcástico – Hola Marce – se puso de pie y le dio un beso –

Be. Hola, Armando, Marcela… Cómo están? – dijo obviamente incomoda –

Armando la miraba fijo a los ojos, ella entendió perfecto que de nuevo les esperaba una enorme pelea, sin más solo ignoro aquella expresión y fingió que no ver el infierno que se acababa desatar.

Mar. Bien! – dijo enganchándose más a Armando, que de poder habría sacudido el brazo – Veo que se enteraron también del sitio de Humberto, esta divino!

Jero. Sí, me invito… y bueno aprovechando que Betty y yo teníamos que hacer un trabajo, nos tomamos un break para comer algo.

Ar. Pero al menos hicieron el trabajo jajaja me imagino…

Be. Sí, no nos tomó mucho tiempo, aunque si nos dejó agotados.

Mar. Bueno, los dejamos, espero les rinda… - dijo halando a Armando hacia un par de mesas adelante –

Jero. Betty si estás incómoda nos podemos ir.

Be. Tranquilo, en serio no me molesta verlos – MENTIRA –

El resto de la velada fui muy incómoda, Betty se sentía extremadamente vigilada, no podía hacer o decir algo sin sentir la mirada de Armando buscándole pelea.

Be. Me disculpas, voy un momento al baño.

Betty paso cerca a la mesa de Armando y Marcela y les dirigió una sonrisa fingida que ambos respondieron con la misma frigidez.

Ar. Amor, me disculpas voy al baño.

Marcela no interpelo mucho a Armando, en ese instante se acercó Mónica Agudelo a contarle un par de chismes y fue el fin de la discusión, Armando iba con el corazón a mil por hora, no solo era la ira, los celos y la cólera que le había despertado verlos juntos, era también el nervio, la adrenalina, el miedo que le provocaba su relación con Betty y por supuesto amor.

Las manos le quemaban, sentía palpitar su cien, y su pierna subía y bajaba como si trabajara en una máquina de coser, esperaba a Betty fuera del baño. Volteaba debes en cuando para cerciorarse que ni Marcela, ni Jerónimo vinieran en camino - ¡Qué tanto se demora, por Dios! – pensó. Justo en ese momento salía Betty, al ver a Armando se frenó en seco.

Él con toda esa bandada de sentimientos se acercó bruscamente a ella y le dio un apasionado beso, ella atónita lo respondió, la panza se le congelo, la entrepierna le palpitaba, pronto lo aparto, era demasiado riesgo.

Be. Explícate! Me imagine de todo menos esto…

Ar. Ahora me toca a mí

Be. Jajaja no entiendo amor – dijo haciendo esa hermosa mueca de la nariz mientras rie –

Ar. Cómo me dijiste!? – Dijo con ojos brillosos – ella cayó en cuenta de sus palabras y se tapó la boca con las dos manos.

Be. Tengo que irme… amor. Jajajaja en serio! Marcela está aquí, estás loco!!! – dijo caminando rápidamente –

Él la halo bruscamente de nuevo, y le dio otro apasionado y posesivo beso. Eso cambio el ambiente en ambas mesas, se cruzaban miradas cómplices, en las cuales se decían todo y nada, ambos se causaban risas, sus acompañantes ignoraban por completo todo lo que ahí pasaba, se despidieron amablemente y cada uno tomo su rumbo.

Al llegar a casa Betty se descambio mientras mantenía el chat de Armando abierto esperando verlo en línea, pronto lo vio y le envió un punto – habían quedado en que esa sería la clave para saber si el otro podía responder, si respondía un punto era no – Armando le envió una carita enamorada.

“Ar. Hola AMOR…. *Cara sonrojada*

Be. *Cara sonriente* Hola MI amor”. Esto le dio un golpe al corazón a Armando que bombeaba más fuerte, se sentía feliz.

“Ar. Te amo, descansa.

Be. Te amo”. – Eso significaba que tuvo solo un momento, pero no estaba solo, ella lo entendió perfecto y dejo el celular aun lado mientras veía el techo de su habitación sonriendo como una idiota a la nada.

Armando por su parte le sonreía a la pantalla con la misma mueca, Marcela estuvo un rato más en su casa, hablaba con sus padre sobre lo que sería su vida como nuera de ellos, Armando era ajeno a todo eso y solo sonreía y asentía, como siempre. Apenas se fue corrió a su habitación, quería escribir un par de letras.

“Querido amigo,

Llegó el día de nuestro “Te amo” y es todo lo que quiero, ella es todo lo que necesito, ya no es ajena, ahora es solo “mía”, no se imagina las ganas que tengo de decirle que venga, que pase toda esta noche conmigo, de hablar de lo que sea, de hacer lo que sea, con tal de tenerla aquí no me interesa lo que quiera hacer, me conformo con verla dormir, verla sonreír,

Lo que sea, pero con ella”.

CONTINUARA.


 
 
 

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