AMORES EXTRAÑOS, CAPITULO 22, Yo soy Betty la fea.
- Fan YSBLF !
- 9 abr 2018
- 8 Min. de lectura
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Betty soñaba, una y otra vez con Armando y su vida pasada que había olvidado, cada capítulo de aquella novela se repetía insistentemente, permitiéndole revivir en carne propia cada pasión, casa sonrisa, cada dolor, quería despertar pero su cuerpo no reaccionaba, lo sentía pesado con una roca, se sentía huésped en su propio cuerpo, no le pertenecía, no respondía a sus órdenes, de repente empezó a entrar en un lugar con demasiada luz blanca, no había nada, era un lugar vacío, sus le ardían pero poco a poco se fueron acostumbrando a la fuerte luz y logro divisar a lo lejos una figura, era Armando.
Poco a poco se fue acercando a ella, él la escucho venir y volteo con una gran sonrisa para recibirla, vestía de blanco, Betty se extrañó al verlo así, no era su estilo pero le iba bien.
Be. Dónde estamos?
Ar. No lo sé… - dijo sonriendo – pero me siento inexplicablemente tranquilo, no te pasa lo mismo?
Be. No… estaba en mi cuerpo y no reaccionaba, ahora estoy aquí y no tengo idea de cómo llegue. – Armando estaba tranquilo, en paz – en cambio te ves muy a gusto en este lugar, no recuerdo nunca verte así, por momentos que te veía así pero luego volvías a ser tú.
Ar. Y como soy yo? Dijo inclinando su cabeza hacía un lado, su voz era tranquilizadora.
Be. Eres una persona apagada, atormentada… triste.
Ar. Me imagino ya sabrás por qué?
Be. Si, por mi culpa y por mi culpa estamos aquí- Betty comenzó a llorar –
Armando se acercó tomando su rostro entre sus manos, la miro conmovido y con sus pulgares limpiaba sus lágrimas.
Ar. No es tu culpa, entiende nunca has sido motivo de mis tristezas, él único culpable de ellas he sido yo. Tú por el contrario eres la dueña de mi amor, y de todas las alegrías de mi vida, eres por quien vivo y muero.
Be. Armando… pude recordarlo todo, vi todo lo que paso entre nosotros y yo jamás te odié, jamás te deje de amar, mi resentimiento nunca se tradujo en odio, mi corazón nunca podría aborrecerte, siempre has estado en mí, aunque no fuese consciente de todo lo que sentía por ti, eres y serás siempre la persona más especial de mi vida. – Armando sonreía tranquilamente –
Ar, y no sabes cuan feliz me hace por fin escuchar eso, pero tengo una mala noticia,
Be. Qué pasó?
Ar. Al despertar seguirás sin recordarme, le di a Wilson una carta, por favor leela apenas puedas, es vital para mí…
Be. No es mejor que cuando nos veamos, me lo digas, me expliques, sé que te entenderé.
Ar. No podré ya mi Betty porque…
En ese momento Betty despertó de golpe, estaba agitada y miraba todo a su alrededor, sudaba frío, no sabía dónde estaba, ni como había llegado, solo recordaba la conversación en presidencia con Armando, todo era borroso en su mente nuevamente, vio a su Dany recostado en un sillón frente a ella, dormía, era de noche, le dolía mucho la cabeza, se intentó sentar pero un punzón en su torso la obligó a devolverse bruscamente lastimándose nuevamente, el dolor le provocó un fuerte chillido de dolor, Daniel despertó al escucharla, al verla llorar corrió a ella con la precaución de no abrazarla.
Da. Mi Amor!! – empezó a llorar – gracias a Dios estas despierta, tus papás se acaban de ir con el niño, nos recuerdas verdad? Estas bien? Que te paso?, perdón que descuidado soy… te duele algo más que tienes?
Be. Me duele todo, tengo un fuerte dolor de cabeza, donde esto? Qué pasó?
Daniel pacientemente le explico a Betty su accidente, Betty comenzó a llorar recordando claramente las palabras de Armando y el horror que le dio escucharlo, saber que había tenido una relación clandestina con él le había dejado en shock, saber que fue capaz de tantas cosas por él, no podía creerlo, lo peor es que escucharlo la había complacido, se sintió bien por ser esa mujer, se sintió atraída por él, por eso corrió con todas sus fuerzas, no quería volver a equivocarse, no quería engañar a Daniel, porque algo era seguro Betty deseaba a Armando, quería a Armando y eso solo le daría pie para errores, Daniel terminó de contarle todo, ella solo se limitaba a asentir.
Da. Por eso amor, espero apenas puedas me cuentes que pasó, tuviste alguna pelea con él? te falto el respeto?... Daniel la miraba expectante.
Be. No, solo que me moleste porque critico uno de mis diseños, él quiso explicarme su punto, no quería verme enojada y por eso me persiguió, ya tu sabes lo demás – Betty no le sostenía la mirada a Daniel, jamás le había mentido, la facilidad con que lo hizo la avergonzó – pronto el corazón le dio un brinco – como está Armando? Daniel bajo la cabeza –
Dan. Está muy delicado, en lo transcurrido del día le han dado dos paros amor.
Betty escuchaba a Daniel como en cámara lenta, empezó a llorar, era su culpa, ella lo había puesto en esa situación, se sólo hubiese sido más cuidadosa al cruzar la calle, él no habría recibido el impacto por ella, ahora no solo era la dueña de su desamor, sino también de su agonía, nuevamente Armando luchaba por mantenerse con vida por culpa de Betty. Lloraba descontrolada mientras Daniel trataba en vano de consolarla, se sentía traicionera, falsa, no era a Daniel a quien necesitaba, nadie podría darle consuelo.
En la unidad de cuidados intensivos Armando se debatía entre la vida y la muerte, era necesario intervenirlo lo más pronto posible, sus pulmones estaban fallando, fue necesario entubarlo, Roberto y Margarita estaban a las a fueras de la UCI, Tico se había ido con Doña Julia y Don Hermes para la casa de Daniel, allá pasarían la noche a espera del reporte.
La prensa se aglomeraba a las afueras del hospital en busca de saber sobre la salud del joven empresario Armando y su prometedora diseñadora, el pronóstico de Armando era reservado por la gravedad de sus heridas, pues no se sabía si podría pasar de esa noche.
Los días pasaron pronto, Roberto y Margarita no se despegaban de las puertas de la UCI, Betty estuvo un par de días más bajo observación al ver que no había posibles lesiones en su cerebro o cabeza le dieron de alta, tendría que tomar mucho reposo y volver en algunos días para retirarle los puntos de su cabeza, Betty no recordaba aquellos sueños, ni mucho menos el encuentro con Armando, su mente nuevamente había olvidado.
Be. Daniel quiero visitar hoy a Armando, no quiero irme sin verlo.
Dan. Lo sé amor, pero mejor esperemos que estés más recuperada y así lo ves, además no quiero que lo veas en ese estado, está muy golpeada, y con esas máquinas, no me parece que lo recuerdes así amor.
Be. Por qué hablas de recordar?... me dijiste que está estable!! – se le entre cortaba la voz –
Dan. Amor, no voy a mentirte, los médicos no nos dan muchas esperanzas, Armando tuvo grandes lesiones, no entienden como sigue vivo, claro además de las máquinas, pero tienes razón… perdóname, no debo darlo por muerto, sé que Dios podrá sanarlo. – Betty lo miro con reproche –
Be. No me importa, quiero verlo. Dijo frunciendo el ceño.
Dan. Está bien, vamos…
Daniel ayudo a Betty a colocarse de pie, su costilla aun rabiaba de dolor, pero hizo su esfuerzo para no gritar, no quería que Daniel se excusará en eso y no la dejará ver a Armando, en pocos minutos era la hora de visita y quería verlo, sentirlo.
Al llegar se encontraron a Margarita, era la primera vez que la veía sin maquillaje, Roberto se veía muy delgado, el cansancio estaba en ambos, como pudieron al verla venir le sonrieron pero la tristeza no se fue de sus ojos, esa escena conmovió a Betty quien ahora sabía todo el apoyo que Armando había recibido de sus padres para ayudarle a salir del hueco que su partida le había dejado.
Rob. Betty, mijita, me alegro verla por acá tan recuperada. Betty lo abrazo, Roberto solo le pasa una mano por la cintura, pero el abrazo de ella era tan reconfortante que lo hizo lagrimear.
Be. Doña Margarita… - Margarita camino por inercia hacía Betty y la abrazo con mucho cuidado, Betty la abrazo con fuerza, Margarita recordó aquellas palabras de Armando días después de salir del hospital por una de sus primeras crisis “Mamá… mi pecho está vacío mi corazón está caminando por algún lugar del mundo, esta con ella” y lloró desconsolada en el hombro de la mujer que su hijo adoraba en silencio, que a pesar de los años no dejo de adorarla, lloraba porque quería verlo feliz, quería ver a su hijo volver, al Armando sonriente que siempre fue, y le dolía no poder hacer nada para ayudarlo, le dolía no poder darle su felicidad, le dolía el resultado de no tener ese amor.
Los hombres se retiraron para darles su espacio, más calmada doña Margarita empezó a preguntarle a Betty por su recuperación como se sentía, que cuidados debía tener.
Marg. Me alegra mucho hija que estés bien, espero mi Armando esta pronto con nosotros y que esto sea solo una anécdota.
Be. Así será Doña Margarita, él es muy fuerte, aguanto mucho dolor por tanto tiempo y sé que ahora también aguantará. – ambas hicieron silencio por un rato, cada una pensando en Armando –
Marg. Betty… Armando le conto la verdad, cierto? – Betty asintió, no tenía cara para mirarla, se sentía avergonzada – y que sientes?
Be. Me siento culpable – comenzó a llorar –
Marg. O sea… que no lo odias por eso?
Be. No Doña Margarita como se le ocurre… jamás podría sentir eso por él.
Marg. Lo recordaste?
Be. No he podido – Betty lloro más desconsolada –
Marg. Pero lo quieres? Como hombre digo… por sé perfecto que como amigo lo adoras, él me ha contado.
Betty guardo un silencio por varios minutos, no se atrevía a reconocer que sentía cosas por Armando, Doña Margarita fue a su matrimonio, fue su testigo, no podía solo decirle.
Marg. No pienses que te juzgaré, jamás lo haría.
Be. Si… - Doña Margarita sonrió –
Marg. Bueno debes entrar y decírselo, él te estará escuchando.
La enferma salió avisando a los familiares que podían pasar a visitar, en orden y en silencio todos entraron, el ambiente era pesado, era triste, nadie se miraba a los ojos, muchos se veían vencidos, agotados, la enfermera le indico a Betty la cama de Armando y ella camino al encuentro con él.
Al verlo quedo impactada y lloraba ahogando sus lamentos, estaba delgado, moreteado y entubado, le habían rasurado una parte de la cabeza y tenía varias suturas, estaba irreconocible, incluso se veía mayor, verlo así fue tan fuerte para ella, sintió derrumbarse, el llanto incrementaba al mismo tiempo que sus punzadas, el dolor la obligo a calmarse, y se acercó a él tomándolo de la mano.
Be. Aún no recuerdo, pero no me importa nada del pasado, me importa el presente, y en mi presente debes estar tú, te amo Armando Mendoza, solo cuando sentí perderte entiendo por todo lo que te hice pasar, y no me lo perdonó, regresa.
Nuevamente el llanto volvió y esta vez más fuerte, el dolor de su costilla no mermaba al igual que su llanto, pero necesitaba sacar todo eso, sentía que de retenerlo se ahogaría, Betty salió más deprimida de como entro, ver a Doña margarita no la ayudo, ambas se abrazaron en complicidad, ahora compartían no solo el amor de Armando, si no el amor de Betty por él.
Daniel y Roberto regresaron a tiempo, Daniel noto que Betty acababa de llorar, verla así lo afecto, sabía que no le haría bien verlo en el estado en que se encontraba, pero cuando se decidía por algo nadie podría sacárselo. Juntos se despidieron de Roberto y Margarita con la promesa de volver al día siguiente.
De camino a casa Betty no podía sacarse el sentimiento de su corazón, empezaba a recordar, el amor por el quizás no recordaba lo pasado, porque ya no era necesario en su presente, porque el amor que se tenían era más importante, su ansiedad por tener que dejarlo solo en esa fría cama la tenían al borde, sentirse lejos de él no le haría bien, pero era necesario volver a casa, ver a su hijo... estar con Daniel, esto último sería lo que más le costaría, lo adoraba, pero Armando llevaba en su corazón mucho más tiempo, incluso aunque se hubiese perdido en algún lugar de su mente.
CONTINUARÁ
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