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AMORES EXTRAÑOS, CAPITULO 14, Yo soy Betty la fea.

  • Foto del escritor: Fan YSBLF !
    Fan YSBLF !
  • 22 mar 2018
  • 8 Min. de lectura


Habían pasado dos años desde que Betty había desaparecido de la faz de la tierra, como era de esperarse la olla explotó y todos se enteraron del embargo que Terramoda tenía ante Ecomoda, en ausencia de Betty, Nicolás asumió la presidencia de Ecomoda hasta sanearla y a regañadientes y por petición de Marcela se la devolvió a Armando.

Armando la busco como loco por todos lados y aún seguía buscándola, cada tanto tenía la pelea semanal con Nicolás pues nunca le decía nada sobre el paradero de Betty, lo cual era cierto, él solo sabía que viaja por trabajo con Doña Catalina, pero nunca supo a donde, no le dijo nada a sus papás, ellos tampoco sabían dónde estaba, ya que al llamar a Doña Cata esta les informo que ella quedo en confirmarle si aceptaba el empleo y si encontraba vuelo pero no la volvió a contactar nunca más.


Todo en Ecomoda era diferente, ya no se respirará el ambiente de alegría y complacencia que antes había, todos desde que Betty desapareció era como si se hubiesen apagado, Freddy no volvió a cantar y las del cuartel no les interesaba el chisme ya, se sentían incompletas sin su amiga. Armando por su parte se apartó de todos, era frio y siempre melancólico, nadie le conoció pareja alguna, se sentía culpable por la desaparición de Betty, nunca más se juntó con Mario, no lo soportaba sentía que su pena por Betty era hipocresía pura, razón por la que no le permitió acercarse más a él y daño su relación, Mario fue destituido de la vicepresidencia y se fue al DF, nadie más supo de él.


Don Roberto se enteró del amor que Armando profesaba hacia Beatriz de la boca de la misma Marcela, quien mejoró su relación con Armando y volvieron a ser los hermanos y amigos de cuando eran pequeños, ella era ahora su confidente, su amiga, Marcela sufría mucho al verlo así, Nicolás también había cambiado, se había vuelto lúgubre pero seguía amando a ciegas a Marcela, Roberto y Margarita sintieron compasión por Armando y el sufrimiento que cargaba, así que se mudaron de nuevo a Bogotá para acompañarlo y no dejarlo solo por todo esto.


En Cartagena


Había una joven muy trabajadora y poco agraciada que trabaja como vendedora ambulante en el centro histórico de Cartagena, vendía cigarros, dulces, chicles y mentas para poder mantenerse, paso largo tiempo tratando de averiguar quién era y si tenía familia en la ciudad pero nadie nunca le dio razón, no logro conseguir un trabajo mejor ya que no tenía ni idea de quien era y menos a que se dedicaba, lo más frustrante de haber perdido la memoria era sentirse tan sola, siempre cansada llegaba a dormir a su pequeña y mínima pieza, era lo único que su trabajo le permitía pagar, en las noches lloraba mucho pidiéndole a Dios que le enviara un ángel que le devolviera su vida.


Todos en el barrio la conocían como Sara, era el nombre que le habían dado temporalmente, pero esa era la única identidad que ella reconocía por más esfuerzos que hiciera, ella solo conocía a Sara y a su triste y solitaria vida.


Armando tenía todo un santuario en honor de Betty en su oficina, cada día con la misma rutina, entraba y aseaba la que fue por mucho tiempo fue su espacio en Ecomoda, no permitía entrar a nadie que no fuese él, incluso, cuando Nicolás era el presidente interino tenía prohibido el acceso a ese lugar, Armando almorzaba siempre a solas en la oficina de Betty, cumplía con sus deberes en Ecomoda y como robot se retiraba a su apartamento, cada día para él eran lo mismo.


Ese mañana Betty se despertó con un gran sensación de tristeza, no recordaba bien el rostro del hombre, pero este arrodillado le imploraba perdón, le pedía que volviera a él, que la amaba y anhelaba su regreso, sentía conocerlo, pero no sabía de donde, ni mucho menos su nombre, era un sueño muy recurrente, que iba y venía cada cierta temporada, pero al igual que las veces anteriores que lo soñó olvida su cara.


Daniel Valencia se encontraba en Cartagena por negocios con un italiano llamado Rafael Santini, quien tenía una cadena de restaurantes y le había ofrecido a Daniel unirse a él, razón por la cual se encontraba en la ciudad ya que estaba por cerrar sus negocios, había salido muy satisfecho de la reunión ya que el porcentaje de ganancias era bastante alto y necesitaba con gran urgencia generar otra entrada, ya que la graciosidad de Armando le había hecho perder gran parte de su capital en un negocio de finca raíz.


Daniel como siempre se despidió de sus socios para ir a almorzar a solas, se le antojo conocer uno de los restaurantes de la cadena a la cual acababa de unirse, era el que más le habían recomendado, quedaba cerca al Hilton en Bocagrande y estaba a la orilla del mar, al llegar no pudo evitar ver el horror de rostro que exhibido en panfletos por toda Bogotá tenían como leyenda “DESAPARECIDA”, verla le removió el odio que sintió al enterarse del embargo de Ecomoda, así que dispuesto a cantarle sus cuatro verdades camino hacia ella, al repararla mejor se dio cuenta que ofrecía chicles a los transeúntes, le pareció patético pero sobre todo extraño, ya que estaba seguro que como era fea, era de inteligente.


Be. Buen día señor, desea un cigarrillo?

Dan. Deme uno de canela Beatriz.

Be. Como dijo?

Dan. Beatriz, acaso eso no era lo que repetía como un robot?

Be. Señor me conoce? Sabe quién soy!? Es que tuve un accidente, a mí me conocen como Sarita, nadie sabía de mí, pensé que jamás tuve una familia, que no existe antes de ese accidente –dijo muy emocionada casi al llanto -

Dan. Que le pasa!? De que está hablando? Perdió la memoria!? – Daniel estaba confundido – claro que sé quién es Ud., es Beatriz Pinzón Solano… trabajo hace como dos años en mi empresa Ecomoda, en Bogotá, era la asistente de mi ex cuñado, de Armando, tampoco se acuerda de él!?

Be. No señor, no recuerdo nada de mi vida, no sé de quién me habla, podemos hablar? Conoce a mi familia? Sabe dónde viven? Es que no sé cómo llegue aquí, solo sé lo que me dicen…

Da. Hagamos algo Beatriz, este es mi tarjeta, aquí atrás le anote la dirección del hotel donde me hospedo, llegue a las tres de la tarde, le agradezco sea muy puntual, la estaré esperando en el lobby, para entonces ya estaré desocupado y la podré atender.


Betty estaba muy contenta y se marchó de inmediato a su habitación quería estar bien presentada para este gran señor para el que trabajo, era muy elegante y no quería andar en las fachas de siempre, era mejor buscar el trajecito que le había regalado Doña María lo tenía para alguna ocasión especial y está por fin era la indicada.


Mientras almorzaba y como de costumbre Daniel pensaba en su vida, en lo sola que se sentía, en como la muerte de sus padres se llevó su alegría, solo le quedaban su hermanas, pero su relación con ellas era muy distante, muy joven tuvo que asumir el lugar de su padre y para hacerlas las mujeres que son debió ser muy duro con ellas y esas eran las consecuencias, no se lamentaban porque había conseguido que ambas fueran fuertes e independientes, María Beatriz era libre y así era feliz, Marcela por fin había dejado al imbécil de Armando y conseguido a Nicolás que para su concepto era mejor que nada, pero él seguía sintiéndose solo, vacío.


Daniel sentía especial rencor hacía Armando porque le había quitado a Marcela, al enamorarse de él era como si Daniel hubiese desaparecido y su vida era en pro de Armando, además de eso le dio su voto en la presidencia y para nada, porque en menos de año destrozó el patrimonio que sus padres junto con Roberto y Margarita habían construido, para Armando todo siempre era más fácil, todo lo tenía a pedir de boca, no importaba que hiciera, siempre ganaba, pensando en eso se fue de nuevo para su hotel, debía cumplirle la cita a la fea de Beatriz.


Tan puntual como Daniel se lo había pedido Betty llego al Hotel, Daniel acababa de llegar cuando la vio, se sorprendió, en serio era fea.


Dan. Venga, vayamos al restaurante, quiere algo de tomar?

Be. Sí señor, un jugo de mora está bien.

Dan. Cuénteme, que quiere que le cuente… realmente Ud. y yo nunca fuimos muy cercanos, para decirle la verdad nunca nos llevamos bien, Ud. trabajaba para mi ex cuñado y él y yo nunca nos llevamos bien, por lo tanto tampoco me lleve bien con Ud., además que lo ayudo a desbalijar mi empresa!

Be. Disculpe – dijo avergonzada, no se creía capaz de eso, pero bueno realmente no se conocía – No recuerdo nada de eso, pero me apena mucho con Ud. Le juro que hoy en día no sería capaz de algo así.

Dan. Tranquila, igual creo que ya pago bastante, no nada más perdió la memoria y como veo vive en miseria, si no que mi hermana al parecer le quito el novio jaja.

Be. Tuve novio!?

Dan. Jajaja lo mismo dije yo cuando me entere, pero al parecer si tuvo. Mire yo puedo hacer unas llamadas para localizar a sus papás deme un momento ya regreso- Daniel empezó a mover sus contactos hasta que por fin logro conseguir el fijo de la casa de Betty, empezó repicar, Daniel estaba ansioso, por fin contestaron –


Los padres de Betty habían recaído ambos tuvieron quebrantos de salud por la desaparición de su hija, Nicolás era quien prácticamente los mantenía y se convirtió en su consuelo por la pérdida de su Betica, era quien se las recordaba, estuvieron buscándola incansablemente hasta quedarse sin recursos, después solo llego la resignación, Doña Julia estaba muy delgada y Don Hermes había perdido su ímpetu y vigorosidad, ahora tenía un andar más cansado, era más taciturno.


Da. Buenas tardes, el señor Hermes Pinzón!?

DH: Si diga.

Da. Señor Hermes cómo está? No sé si me recuerda soy Daniel Valencia…

DH. Don Daniel como esta? Si claro que se quién es Ud. Dígame en que le puede servir.

Dan. Bueno si señor, sucede que estoy aquí en Cartagena y me acabo de encontrar con Beatriz y… -Don Hermes empezó a gritar, llamaba a Doña Julia, escuchaba a ambos llorar, eso lo conmovió-

DH. Dígame donde esta y voy de inmediato, gracias Dios, gracias Doctor, no tendré nunca como pagarle!! Deme la dirección salimos de inmediato para allá.

Daniel el dio la dirección del hotel donde se hospedaba mientras intentaba colgarles estaban muy entusiasmados y no paraban de darle las gracias, esa efusividad le incómodo.


Don Hermes y Doña Julia salieron disparados para el aeropuerto donde con lágrimas de esperanza se sentían volver a la vida, su Betty había aparecido, no les dio tiempo de avisarle a nadie, tampoco les interesaba, solo anhelaban verla.

En Ecomoda Marcela junto con Nicolás se despedían de Armando se iban por un largo tiempo para Miami para encargarse del punto de venta de Palm beach además de tomarse unas vacaciones juntos, estaban en el mejor punto de su relación y querían seguir coleccionando momentos.


Al principio Armando no acepta la relación de Marcela con Nico, ya que no le parecía correcta, se suponía que era el novio de Betty, pero ellos se encargaron de explicarles todo lo que había acontecido días antes de su desaparición y no pudo hacer más que aceptarlos, igual merecían ser felices, él por el contrario solo quería vivir en Soledad, así despidió al par de tortolos y como de costumbre se fue a su apartamento a beber, escuchando la canción que en silencio había dedicado a su amor – O tú o ninguna de Luis Miguel – y con un mar de lágrimas en su rostro se durmió.


CONTINUARÁ…


 
 
 

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