AMORES EXTRAÑOS, CAPITULO 11, Yo soy Betty la fea.
- Fan YSBLF !
- 21 mar 2018
- 11 Min. de lectura
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Marcela estaba muy ebria y así se durmió en el sofá de su sala, el cuerpo y alma le pesaban mucho, no podía con su cruda y con sus sentimientos, quería reiniciar su vida lejos de Ecomoda, pero realmente eso era imposible, no había manera de salir de allí pues había construido su vida alrededor de esos muros y lo había hecho con gran ilusión para trabajar por el sueño de sus papás y por supuesto el suyo.
A la mañana siguiente empieza a sonar insistentemente el fijo de Marcela logrando despertarla, empezó a buscar el teléfono a tientas, contestó.
Mar. Alo!?
Dan. Hola Marce, quería saber cómo amaneces? Te sientes mejor?
Mar. Al contrario Dany, tome demás y no puedo con mi cabeza, que hora es?
Dan. Marcela ya van hacer las siete de la mañana, pensé que te alistabas para ir a Ecomoda.
Mar. No creo que con lo que paso ayer, me merezco al menos un descanso, ahora me baño y llego, estoy algo trastornada.
Dan. Si quieres mando a Javier para que te recoja, no puedes manejar en ese estado.
Mar. Bueno… dile que llegue en media hora, para entonces ya estaré lista, gracias!
Da. Armando no te ha llamado?
Mar. Jummm… ni tampoco lo hará.
Da. (No estés tan segura, pensó Daniel) Bueno, quizás lo haga. Nos vemos para almorzar te parece?
Mar. Bueno Dany, nos vemos más luego, Chao.
Marcela se tomó su tiempo y justo en el tiempo predicho estuvo lista y en camino para Ecomoda.
Betty acababa de llegar y todo el camino junto con Nico estuvo callada, no le interesaba fingir querer hablar con él, al verla así él le pregunto que tenía, pero ella evadió rápidamente el tema afirmando que estaba cansada y que no había pasado buena noche, pues habría mucho trabajo en Ecomoda y su jefe estaba de malas pulgas – Como siempre, pensó Nicolás – pero ya no comentaba nada, prefería no mencionarlo más allá de lo necesario, Nico se despidió de Betty sin si quiera besarla, cada vez su relación iba en pique, ambos soñaban con otras personas.
Nicolás saludaba a Wilson con la esperanza de ver llegar a Marcela, hablaba con Wilson desde el carro, al verla bajar del sin si quiera disimular salió y gustoso la recibió.
Nic. Buenos días Marcela, cómo está?
Mar. Buenos días Señor Nicolás – dijo sonriente – bien y Ud.? Como amanece Wilson?
Wil. Bien Doña Marcela, permiso.
Nic, Muy bien ahora que te veo… dijo sonriendo pícaramente. – Marcela no pudo disimular una sonrisa estúpida –
Mar. Me imagino que así le dirás a todas aunque no te importa mucho tu novia, no?
Ni. No creo que sea necesario hablar de novios, cierto?, además no veo porque no ser sincero, me siento muy bien ahora que te veo, es todo.
Mar. Seguro que eso no significa nada?...
Nic. Muy seguro, tan seguro de que si te doy mi tarjeta con mi número de celular no estoy haciendo nada malo. – Dijo estirando el brazo, Marcela la miro y sonrió –
Mar. Nicolás Mora, con que gerente de Terramoda?, primera vez que escucho esa empresa, que negocios tiene?
Ni. Manejamos inversiones en la bolsa básicamente… muchos números, nada más.
Mar. Jaja bueno eso me parece bien, pero lo que no me parece correcto es aceptarla, tienes novia y no soy del tipo que sale con alguien comprometido, créeme no es linda la experiencia.
Ni. No sé porque insistes en que es algo malo, yo solo quiero ser tu amigo, no creo que eso se vea mal…
Mar. Estas seguro que Beatriz no se molestaría? Por qué no quiero problemas con ella.
Ni. No créeme no se molestará. – Nicolás hablaba en serio, ya era demasiado obvio que Betty no sentía lo mismo hacía él – entonces cuando salimos a comer? Como amigos…
Mar. Déjame pensarlo, alguna cosa te llamo, te parece?
Ni. Uhmmmm… aunque bueno me suena más bien a que nunca me vas a llamar, pero está bien, yo esperare.
Mar. No digas eso, sea para decirte si o no, te llamaré, lo prometo. Jaja
Ni. Bueno al menos, espero cumplas tus promesas, yo las tomo muy en serio.
Marcela entro e iba toda sonriente, Nicolás sabía perfectamente como alegrarle el día, a pesar de no sacar a Armando de un todo de su corazón, realmente estaba ocupando un gran espacio, quería pensar mejor las cosas, no quería que Beatriz pasará por la misma situación que ella con Armando, pero realmente quería aceptar esa invitación, pero su deber como mujer no se lo permitió, necesitaba analizar mejor las cosas.
Betty acaba de llegar a la oficina, Armando aún no había llegado, eso le daría unos minutos de tranquilidad, estaba muy tensionada de camino a la empresa, pensar en el inminente adiós de ambos la ponía muy melancólica de poder habría faltado ese día.
Armando acaba de llegar a Ecomoda y justo antes de parquear reconoció el carro que pasaba a su lado, era el Nicolás que acababa de dejar a su Betty, ya ni si quiera se enojó, con todo lo que traía en la mente era más que suficiente, no iba agregarle un martirio más a su vida, además que ese tipo no lo merecía, estaba seguro hoy más que nunca del amor que Betty sentía hacía él.
Armando llego a su oficina, Betty acababa de salir a imprimir las copias de unos contratos que estaban por firmar con otros proveedores, se demoraría en tenerlos listos unos diez minutos, tiempo suficiente para dejarlo llegar y acomodarse. Armando llamo a la extensión de Mariana.
Ar. Buenos días Mariana, cómo está? Me alegro… bien gracias, Marcela ya llegó? Me la comunicas? Gracias!
Mar. Alo?
Ar. Hola Marce, buenos días… puedes venir un momento a mi oficina.
Mar. No, no puedo. Que quieres?
Ar. Quisiera hablar a solas contigo, podrías venir por favor? Solo será un momento.
Mar. Me desocupo en quince minutos, te sirve?
Ar. Claro, Marce… - Marcela tiro el teléfono –
Armando pensaba en muchas cosas, pero sobre todo pensaba en las palabras de su padre, en cómo le había dicho sin ningún tipo de titubeo que no confiaba en él, ni en el manejo que le daría a su empresa, que si hubiese sido su decisión Daniel se habría quedado con la presidencia de Ecomoda, pues era mayor y mucho más maduro que él, se acordaba exactamente de cada palabra y del dolor que cada una le producía, Don Roberto era excesivamente duro con Armando, siempre le decía que debía compensar lo permisiva que era Margarita con èl, lo había malcriado demasiado, y eso no lo llevaría a nada. Pensaba en como toda su vida vivió a la sombra de Daniel, en como su padre los comparaban, en cómo le exigía a Armando ser más como Daniel. No entendía que había de malo con él, disfrutar su vida no significaba que fuese inmaduro, no tenía la culpa que Valencia fuese un amargado, ni que la muerte de sus padres lo convirtieran en el ogro que es hoy, él tenía a los suyos vivo y eso tampoco era su culpa, pero le dolía, cada palabra que su padre le dolía porque sabía que jamás sentiría orgullo por él, por el simple y sencillo hecho de no ser Daniel.
Todos esos pensamientos le llegaron a tomar una dura y difícil decisión, sacrificaría a Betty y a él mismo por la felicidad de su papá, para por fin ser su orgullo, al parecer el temor hacía su padre era más grande que el amor hacía Betty.
Be. Buenos días doctor, no sabía que había llegado estaba sacando unas copias.- la voz de Betty lo trajo de vuelta a su cruel realidad –
Ar. Hola Beatriz, cómo está? – dijo a secas sin levantar su mirada del computador donde fingía escribir algo –
Be. Bien doctor, le pasa algo?
Ar. No nada Betty, disculpe que la interrumpa así, me podría por favor traer los contratos quiero verificar que todo esté bien y me llama a Mario Calderón que necesito cuadrar algunas cosas con él, gracias.
Betty le entrego los contratos muy extrañada de su frialdad y fue a su oficina en donde le pidió a Sandra avisarle a Don Mario que lo necesitaban urgente en presidencia, Mario llego y pronto él y Armando se sentaron a mirar los contratos, Betty estuvo impaciente esperando que la llamará, pero eso no sucedió, por su parte Marcela vacilo en decidir si iba o no, pero al fin y al cabo decidió no hacerlo, no estaba dispuesta a correr apenas Armando lo pidiera.
Todo continuó así por más de quince días, Betty lloraba todo el tiempo, Armando paso a ser cada vez más duro y frio con ella, a veces afloraba el Armando de antes pero era solo una ilusión, un espejismo, así como venía se iba, tan abruptamente voluble.
Armando seguía insistiendo con Marcela pero ella ya no creía en una sola de sus palabras pero no se daba por vencido haría todo lo que estuviera en sus manos para poder mantener a Ecomoda bajo su mando al tiempo que sufría por herir a Betty, era consciente del daño que le causaba pero no estaba en sus manos por el momento hacerla feliz, por más que lo anhelara no podía.
Mientras que todo esto pasaba, Marcela y Nicolás se veían en secreto, pronto se hicieron muy cercanos, pero no amigos, ambos se desean demasiado para eso y era obvio que su atracción era muy fuerte, acaban de llegar a la esquina de la calle de Ecomoda, mientras intentaban despedirse hablaron un rato más.
Mar. Nico, la verdad no creo poder seguir haciendo esto, vernos a escondidas, y después ver a Betty como si nada, no me parece correcto.
Nic. Pero que hacemos que este mal Marce? Te he besado? Te he propuesto algo malo? Amo el tiempo que paso contigo, amo verte, eso es lo que hago.
Be. Pero esto debes hacerlo con Betty no conmigo, crees que no me doy cuenta lo triste que anda, siempre que la veo parece que acabase de llorar, ella debe imaginarse que estas saliendo con alguien más.
Nic – Suspiro – Mira no quería decirte esto, porque no me parece correcto, no me creerías es una de las razones más trilladas, pero es la verdad, tu eres quien decidirá.
Betty y yo nunca hemos tenido intimidad, éramos muy buenos amigos, y desde que decidimos ser pareja las cosas entro los dos van mal, ya casi no hablamos y si nos besamos me parece que lo hace obligada y eso me duele, no quise darte estas razones en un principio porque no quiero que pienses mal de mí, pero es la verdad Marcela, nuestra relación es una farsa y no sabemos cómo acabarla. Y estoy seguro que no sufre por mí, ella ama a alguien más y no tengo idea de quién es (En esto último mentía).
Mar. Wow!... no te lo puedo creer, o sea… si te creo qué pero es difícil creer que ella no te valore, que no te amé, estaba creída que sufría por ti.
Ni. No es así, yo estoy dispuesto a intentar las cosas contigo si me aceptas, sé que Betty no se apondrá a nuestra relación, he tenido ganas de besarte, de probar tu boca – le rozo los labios con dos dedos – pero me abstengo porque quiero las cosas bien contigo, quiero empezar bien nuestra relación, no eres un accidente en mi vida Marcela, yo te busque, te necesitaba y no puedes irte y dejarme así con todo esto que siento…
Marcela lo miraba enamorada, jamás ningún hombre le había hablado de esa manera, pensó que no existían, estaba tan acostumbrada al machismo de Armando que conocer a Nicolás y ver todo lo él hacía y estaba dispuesto hacer por ella le parecía increíble.
Mar. Nuevamente te pido que me des tiempo de procesar todo esto Nico, realmente me gustas, creo que ambos hemos sido muy obvios, pero tengo miedo y quiero estar segura, he sufrido demasiado con los hombres y la verdad es que no se me antoja repetir.
Nic. Claro que sí Marce, yo te doy el tiempo que necesites, espero no me hagas esperarte toda una vida. –Marcela bajo la mirada sonriente, este hombre era tan diferente, tan dulce, tenía que bajarse e ir de nuevo a su mundo como si nada, pero le costaba, era adicta a él –
Mar. Hablamos más luego te parece?
Nic. Dale yo te llamo. – Se despidió de ella y sin poder resistirse le dio un beso de media luna que a Marcela le encanto –
Lo despidió hasta perderlo a lo lejos y camino sonriente hacia la entrada de Ecomoda, al llegar a su oficina Mariana la esperaba ansiosa.
Mari. Buenas tardes doctora, le llego un ramo de flores, lo hice pasar a su oficina, esta divino Doña Marcela.
Mar. Un ramo!? (Será de Nico?) Gracias Mariana. – Marcela corrió emocionada a su oficina -
Mari. De nada doctora.
Al llegar encontró un ramo de girasoles su flor favorita, le gustaba el significado que tenía, representaba optimismo y estar siempre en busca de la felicidad y su luz, amaba esas flores, el primer ramo lo recibió de su padre quien le explico el porqué de su regalo y desde entonces las ama, son pocas personas quienes conocen su amor por esa flor, al mirarlo noto en la parte alta del ramo una tarjeta con una pequeña leyenda que decía:
“Anoche te soñé, y fue como si hubieras dormido a mi lado, amanecí con deseos de estar contigo”
Un beso.
Armando.
Al leer el remitente quedo en shock, era la primera vez que tenía semejante detalle con ella, era algo realmente hermoso y especial, conocer esa parte de Armando la emociono, quizás debía haberse hecho rogar desde hace tiempo. Ahora se sentía muy confundida, pero estaba decida a aclarar esto hoy mismo, así que con la nota en la mano camino hacía la oficina de Armando.
En presidencia Betty acaba de entregarle unos informes a su jefe, ya se había acostumbrado a sus desavenencias y frialdad excesiva, siempre tenía un nudo en el estómago, había perdido el apetito, solo le pasa líquido y uno que otro caldito, quiso hablar infinidades de veces con él pero todas fueron en vano, ya que olímpicamente evadía el tema y en lo posible evitaba estar a solas con ella, incluso la había cambiado a la oficina que fue de Olarte, ese fue el golpe bajo que Betty necesito para desistir.
Be. Doctor, mire aquí tiene listo el informe de los puntos de venta y el balance general de la empresa, si se puede dar cuenta en la primera parte le detallo el incremento en ganancias que se ha presentado en los transcurrido de los dos últimos meses, de seguir así en menos de tres meses habremos superado el déficit financiero y por lo tanto retirar el embargo.
Ar. Excelente Beatriz, mire me hace el favor y me llama a Mario dígale que necesito… - Marcela entro abruptamente la oficina -
Mar. Armando creo que es momento de hablar, necesito que me expliques porque me enviaste ese ramo, y como así que quieres amanecer conmigo…
Betty escuchaba a Doña Marcela en cámara lenta y veía como poco a poco el rostro de Armando se desencajaba al verla, miraba a Betty y miraba a Marcela.
Ar. Marce creo que esto debemos hablarlo en privado, te parece?
Be. Permiso. Betty empezó a sudar frio, sentía desfallecer, a las fueras de presidencia se encontraba Doña Catalina quien al verla en ese estado, tan pálida y con el llanto a punto de a florar camino hacia ella –
Cat. Betty que le pasa? que tiene? Betty está helada, creo que se le bajó la presión, venga acompáñeme al baño, las del cuartel fueron tras doña Catalina.
En el baño todas le preguntaban a Betty que sucedía pero ella no daba razones, solo escuchaba ruidos, no palabras, en su mente se repetía una y otra vez aquellas palabras que Doña Marcela había dicho delante de ella. Nuevamente y para su pesar el amor le había jugado un mal rato, don Armando se había aburrida de ella y había pasado a ser una más.
Sofía acaba de llegar con un vaso de agua y azúcar Betty empezó a tomarlo inerte, no sentía sabor a nada, en su cabeza revivía cada momento que había pasado con Armando, cada caricia, cada beso, cada te amo, todo lo repetía una y otra vez, hasta que no aguanto más la impresión y perdió el conocimiento.
CONTINUARÁ…
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