top of page
Buscar

AMORES EXTRAÑOS, CAPITULO 2, Yo soy Betty la fea.

  • Foto del escritor: Fan YSBLF !
    Fan YSBLF !
  • 9 feb 2018
  • 5 Min. de lectura


Betty ya estaba apagando su pc cuando Armando entro pensando en que excusa sacarle para que no fuera a su cita, no permitiría más acercamientos entre esos dos, claro todo para mantener su empresa a salvo – sigue engañándote Mendoza – pensó.

Ar. Betty necesito que se quede conmigo hasta más tarde, faltan dos días para la junta y estoy muy ansioso, necesito repasar el informe, y que ud verifique si todo está en orden.

Be. Mmmm.. Es necesario doctor? Lo que pasa es que tengo un compromiso y ya voy bastante retrasada.

Ar. Si Betty es necesario que ud se quede, de no ser así, no se lo estuviera pidiendo no cree? dijo bastante irritado por su negativa.

Be. Bueno doctor, voy a llamar a la casa a avisar.

Y seguro a su Nicolás Mora – Pensó Armando.

Betty nuevamente entro a su cueva, desaminada pero al fin convencida que debía cancelarle la cita Nicolás, pero por más que llamo a su casa y a la panadería nadie contestaba y eso la preocupo, sigo insistiendo por más de 15 minutos y por más raro que le pareciera no hubo respuesta, entonces pensó que si Nicolás estaba esperándola y si ella nunca llegaba el entendería, al final es muy sabido que es esclava en cuerpo, mente y alma de ecomoda y por supuesto de su presidente.

Al Armando darse cuenta de su cometido, se sintió realmente mal, quizás daño la única oportunidad que tenía Betty en la vida para ser feliz y estuvo a punto de desistir, pero al verla entrar nuevamente a su oficina con el ánimo por los suelos desistió, si realmente le había afectado de esa manera no asistir a esa cita, es porque realmente ahí hay algo más.

Be. Listo doctor, por donde empezamos?

Ar. Bueno Beatriz realmente quería decirle que necesito en estos una amiga incondicional, alguien con quien despejarme, con Mario no puedo hablar mucho de mis sentimientos porque al parecer Calderón es como medio alérgico a esa palabra, y con Marcela pues ya se puede imaginar, no estoy de ánimo para ir a mi casa, no se la siento cada vez más ajena a mí, y si por casualidad se me da por ir a mi apartamento lo cual es lógico pues es realmente mi hogar es una discusión segura con marcela y por el momento estoy bastante cansado de eso. - disculpe Betty si cree que he sido inoportuno.

Be. Para nada doctor, siempre voy a estar con ud para lo que necesite, sabe que soy totalmente incondicional- dijo un poco ruborizada, era consciente que detrás de esa frase había un doble sentido, pero Armando no se percató.

Ar. Betty le puedo ofrecer un trago? Sé que no es de su agrado tomar, pero espero puedo acompañarme.

Betty no entendía que estaba pasando, ciertamente Armando era un hombre que las desconcertaba demasiado, pero esa noche incluso fue más raro, su jefe era un hombre difícil de interpretar, incluso para que ella, que pasaba contemplándolo las 16 horas del día -

Ya era muy tarde pero ninguno se había percatado de la hora, estaban inmersos el uno el otro, escuchándose, viéndose, conociéndose y seduciéndose.

No eran conscientes de lo que sentían, pensaban o decían, el alcohol se había encargado de desinhibirlos, no había tapujos, ni pelos en la lengua, ya entrada la media noche Betty estaba muy ebria, y reía sin parar, a lo cual a Armando le causaba ternura, imagínense una mujer que le causaba ternura, eso era nuevo, después de un tiempo y ambos cansados de sus posiciones se pasaron al sofá el cual les parecía mucho más cómodo el cual con urgencia llamaba mucho su atención.

Ar. Betty ud es muy graciosa sabe?

Be. Le parece dijo en el tono más seductor que encontró. - lo cual confirmo lo que armando pensaba, era tiernamente graciosa.

Armando poco a poco a se fue acercado a Betty y nota su cálido aroma a fresas y eso le traje una viva imagen en su mente, Besarla. Pero no lo hizo, se contuvo no creía prudente hacerlo, pero realmente lo deseaba.

En un momento Betty se levantó, quería ir al baño

Be. Don Armando jojojo ya vengo necesito refrescarme tengo demasiada calor, por alguna razón, muero de calor. Armando solo pudo imaginar lo tibia que tenía que estar su humedad, y su erección se hizo cada vez más vivida, no podía soportar estar más allí, tenía que hacerla suya, no entendía porque, pero debía hacerlo.

Betty en el baño solo podía ver su reflejo y reírse de él, sentía que Don Armando la estaba seduciendo y no lo podía creer, sentía un fuerte calor en su intimidad, y sintió la necesidad de tocarse, de imaginarse que era don Armando quien jugaba con ella, que los dedos que mojaba eran los de él y no los suyos, así que decidió bajarse las bragas y hacer el tacto que tanto anhelaba de la mano de su jefe, pero que por fea no conseguiría.

En ese preciso instante Armando se dejó llevar y decidió seguirla al baño y concretar lo que su miembro pedía a gritos. Al entrar vio como montada en el mesón del baño Betty se tocaba, eso lo volvía loco, verla inmersa y ajena a lo que pasaba a su alrededor le incremento las ansias, sentía que el calor de su entre pierna crecía y no pudo más tenía que entrar y sentarse admirar el tremendo espectáculo que su asistente le daba.

Betty empezó a gemir y no se percataba que su jefe disfrutaba tanto o más que ella, Betty no veía, no escuchaba, solo sentía e imaginaba mucho. Armando no soporto más y decidió entrar al juego, Betty al verlo se alteró y empezó a temblar no sabía si era la excitación de ser descubierta o el temor de ser despedida, pero temblaba, no pudo sostener más la mirada de su jefe quien estaba justo al frente de ella a una cuarta de distancia, y que para su sorpresa tenia erección descubierta y lista para hacer contacto con su humedad.

Ambos se miraron en busca de la confirmación del otro, no hizo falta pues ninguno se pertenecía, sus cuerpos se pedían y eran ellos quienes los dominaban. Una tras otra embestida, el calor se intensificaba desesperados por llegar hasta donde sus cuerpos querían y juntos al igual que como empezaron terminar la faena.

Armando dejo caer todo su peso aun de pie, en el cuerpo de Betty, ambos estaban felices por lo que había pasado, pero al pasar el calor del momento ninguno fue capaz de mirar al otro mientras se arreglaban, el alcohol había mermado pues con semejante faena lo habían sudado. Armando no paraba de imaginar a Betty montada en el mesón dándose placer, era una imagen que lo encendía de inmediato, pero debía controlarse debía averiguar qué pasaría después de semejante descubrimiento, su asistente, la fea, era la mejor mujer con la que había estado.

Continuara…

 
 
 

留言


  • Google+ Black Round
  • Facebook Black Round
  • Twitter Black Round

© 2023 por Blog de Crianza de Hijos. Creado con Wix.com

Av. Los Rosales 122, 28021, Madrid.

info@misitio.com

Tel: 914-123-456

Fax: 914-123-456

bottom of page