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¡AMOR de CARNAVAL!, capitulo 8 - #YSBLF

  • Foto del escritor: Fan YSBLF !
    Fan YSBLF !
  • 5 mar 2018
  • 7 Min. de lectura


Betty se levantó antes de que sonara el despertador, se quedó un rato acostada pensando en los besos de anoche, tenía vergüenza de ver a Armando después de lo que sucedió, así que tratando de no hacer mucho ruido se alistó y salió a su oficina, antes haría una parada técnica para comprarse algo para desayunar, el estómago le pedía a gritos alimento.


Armando se levantó inusualmente de buen humor, estuvo listo temprano y decidió hacerle el desayuno a Betty él ni siquiera se preparaba su propio desayuno, pero quería tener esa atención, fue su sorpresa que al momento de entrar al cuarto a preguntarle que se le antojaba no estaba, eso lo enfureció, era un idiota cómo podía pensar en hacerle desayuno a la Beatriz – Armando por Dios!, a qué juegas?, pensó – estaba indignadísimo! Ella no conocía lo que era la consideración.


Llegó a Ecomoda como alma que lleva el diablo, estaba de pésimo humor, Mario ya estaba en presidencia, lo esperaba con el regalo del día, otra tarjeta con una leyenda y un pequeño oso de peluche.


Betty estaba corriendo como siempre de un lado para otro, contestando los teléfonos hablando directamente con los socios e inversionistas, eso era una tarea de no acabar, cuando por fin tuvo un respiro llegó Simón el mensajero de UNIVER con un regalo, pintaba perfecto quien lo había mandado, lo recibió sin darle mayor importancia, pero al cabo de un rato le ganó la curiosidad.


Nuevamente con una pequeña leyenda y un mensaje escrito con su puño y letra.

“Todo el mundo debería tener un amor verdadero, y durar como mínimo una vida.

Del lado de la solapa se leía.

Uno de los mayores sentimientos de la vida es cuando abrazas a la persona que quieres y ella te abraza mucho más fuerte.

Gracias por la noche de ayer.

Armando.


Betty se conmovió al punto de derramar algunas lágrimas, Armando escribía muy bien, no le cabía en la cabeza que un hombre como él, escribía con tanto sentimiento, pero por muy lindo que escribiera eran sentires vacíos, todo era una farsa y ella sentía caer en ella.


Armando ni siquiera se tomó el tiempo de leer la carta, tenía el ego herido, esa era una manera de reivindicarlo, su mañana estuvo muy ocupada pero sus pensamientos siempre volvían a Betty, algunas modelos intentaron colarse a su oficina, tratar de pasar un rato con él pero las despacha a todas, no le provocaba. Cansado por el trajín del día decidió ir a almorzar junto con Mario a un restaurante que tenía tiempo que no frecuentaba, el cual servía una exquisita lasaña.


Mc. Uy hermano! Esa plática se perdió.

Ar. De que está hablando Ud.?

Mc. Esa no es su mujer? Creo que está perdiendo esa inversión… y mire el tipo, no está nada despreciable si me permite decirle..

Ar. Que, Que!!!??? Beatriz no me va hacer pasar por cornudo, no señor!! – Armando estaba colérico –

Mc. Armando… espera!!! – lo tomó de mano y lo sentó – cálmese!! Hable con ella después, no le vaya a hacer un escándalo aquí por Dios, contrólese!

Ar. No Mario….! Que pretendes? Que me quede aquí con los brazos cruzados viendo como me vuelven el cuernudo más grande Bogotá?

Mc. Nadie está diciendo eso, échele ojo y si ve algo raro reclamele pero antes no, no sea cretino… por Dios!


Armando veía todo rojo, estaba enfureciéndose, era una ira asesina lo que sentía, quería sacarla corriendo de allí, quería reclamarle, decirle mil cosas que se le venían a la mente, pero sabía que no podía, aún no.


Betty almorzaba con el divino de Miguel, ese hombre era todo un caballero, estaba encantada con las atenciones que tenía con ella, era muy amable y gracioso y esta vez no tenía que estar prevenida, eran dos personas hablando de negocios pero también conociéndose. Firmaron el contrato y cuadraron los porcentajes de ganancias, satisfechos por el trato ambos se despidieron muy amablemente y se prometieron reunirse pero esta vez por diversión.


Armando miraba todo desde la otra mesa efectivamente se veía a leguas que era un almuerzo de negocios, pero las miradas del tipejo no le pasaron del todo desapercibidas, Armando ardía en celos pero justificaba el odio con que no quería tener cuernos, Mario que conocía también a su amigo se reía, pero no quería darle cuerda, solo disfrutaría verlo por primera vez en su vida celoso por una mujer.


Betty ya tenía su carro y no tenía ganas de llegar a su apartamente y jugar con Armado, era algo muy agotador, así que llamó a Patricia y quedó en recogerla para pasar un rato en la casa de ella, ponerse al día y cenar juntas. Al llegar vio como Armando salía con una nueva modelo – Bajo la mirada y torció el gesto – aún no se acostumbraba a esa vida, a sentir cosas por él aun sabiendo de las bajezas de las que era capaces, Armando no la vio no reconocía el carro de Betty. Patricia salió unos minutos después.


Pat. Aja mi Betty, y esa carita? Que tienes amiga?

Be. Tengo que contarte muy bien, necesito tu ayuda, esta es historia y empezó a contarle cómo se conocieron en Barranquilla, la pérdida de memoria y la cláusula, poco a poco Patricia fue entendiendo el plan y él por qué Betty y su jefe compartían apartamento, ella pensó que tenían una relación abierta ya que hasta ese momento Betty no le había contado nada sobre el matrimonio.


Pat. Yo no entiendo como Don Armado es capaz de eso, mi Betty tu eres un ángel, tu siempre has sido tan dulce, todo el mundo que te conoce te adora, no entiendo de verdad que le pasa al doctor, incluso había llegado a pensar que le gustabas mucho por la manera en que te mira.

Be. Ese no sabe que es querer a otra persona que no sea él Paty, ya no sé qué más hacer, tengo miedo este juego es muy peligroso y sabes que no tengo mucha experiencia, no te lo voy a negar, siento cosas por Armando y tengo miedo de no saber diferenciar cuando juego y cuando siento, me entiendes?

Pat. Bueno Betty, lo que podemos hacer es usar eso que sientes para que crea que ha ganado, pero eso sí, debes ser muy cuidadosa Beatriz, hazle creer que gano, que realmente estas enamorada de él y cuando baje la guardia de una te la cobras.

Be, Esta bien Paty, pero ajá que debo hacer?

Pat. No te preocupes sobre la marcha iremos improvisando.


Al llegar al apartamento tal y como se lo imagino estaba desolado, Armando estaría haciendo de las suyas con la modelo de turno, eso la puso melancólica pero quiso fingir que era fastidio, antes de preparar algo para comer tomo una larga ducha, la necesitaba con urgencia, quería relajarse, despejar la mente, al salir se recostó en la cama y cayo dormida. Armando llegaba justo en ese momento, pensó que estaba solo, al entrar al cuarto de Betty para cerciorarse la veía dormir, eso le saco una sonrisa, realmente su esposa era mujer muy hermosa, se veía cómoda, tranquila, su gestos no eran duros como estaba acostumbrado a verlos – Betty se movió un poco dejando en descubierto parte de su pierna – Armando iba a cerrar la puerta pero su cuerpo lo hipnotizaba, como la deseaba, nunca había deseado poseer tanto a una mujer, su cuerpo la pedía a gritos, quería hacerle el amor, que? Hacer el amor? Jamás lo había llamado de esa forma, entro a su habitación y no sin antes darse una ducha fría últimamente se le había hecho costumbre.


A la mañana siguiente Betty puso en marcha su plan, se levantó muy temprano para cambiarse y tener listo el desayuno de Armando, el olor lo levantó y le extraño, al salir vio a Betty en una diminuta bata de dormir eso lo encendió, lo despertó, no entendía como esa mujer podía producirle tanto si la detestaba.


Ar. Buenos días Beatriz, a qué debemos esto?

Be. Nada Armando, me pareció lindo tener este detalle contigo después de la cena que tuvimos, ayer no pude pero lo tenía muy presente, siéntate!

Ar. Uy que bueno, muchas gracias – Armando sonreía, su plan había funcionado, pronto estaría con ella en la cama –


Betty estaba angustiada, sabía que era un juego muy peligroso en el que había entrado, ella era consciente de que sentía cosas por Armando, no dejaba de pensar que era un idiota, pero su corazón no entendía la lógica de su cabeza, era un maldito traidor sin dignidad. Armando la miraba deseoso mientras comía los deliciosos huevos preparados por su esposa, quería entrar en ella, gozar su cuerpo, esa mujer lo traía loco. Betty noto su mirada, al principio se sintió muy avergonzada, pero después hacía cosas a propósito quería incitarlo, ponerlo mal y lo estaba logrando.


Armando nuevamente se dio una ducha fría era lo único que lograba calmar a su amigo, se vistió rápido quería salir junto con Betty, espero unos segundos en su cuarto y al verla le hizo creer que era una coincidencia, ella entró a la cocina se preparaba un café para llevar, Armando la siguió iba despedirse de ella, pero el impulso le ganó y le robo un beso y salió lo más rápido que pudo del apartamento – Dios mío, qué me pasa? Pensó – últimamente se hacía mucho esa pregunta.


Betty estaba sorprendida, se tocaba los labios con dos dedos, no entendía porque había hecho, pero le había gustado. Armando de camino a Ecomoda pensaba el porqué de su impulso, no entendía por qué lo hizo, eso no era parte del plan, Al llegar a su oficina aún desconcertado por los eventos de la mañana encontró que Mario ya lo esperaba con el detalle del día.


Freddy esta vez fue quien le entregó personalmente la tarjeta junto con unas galletas con chispas de chocolate, Betty había empezado a guardar todos los detalles de Armando en una bolsa negra, a pesar de que le encantaba lo que escribía eran mentiras y por lo tanto basura, al cabo de unos minutos su teléfono sonó.


Be. Alo? Hola Armando… si está muy lindo el detalle, gracias…- se odiaba por agradecerle –

Ar. Me alegro mucho Beatriz, con todo el cariño Betty… la llamaba para invitarla después de que salga a un lugar muy especial, que le parece?

Be. Y eso a dónde? Betty estaba emocionada.

Ar. Es una sorpresa, quiero agradecerle el desayuno, además que quiero mostrarle que puedo ser otro hombre – Armando hablaba en serio – Betty no le creyó.

Be. Dale! Quedamos así entonces, nos vemos luego. Chao! – Colgó el teléfono

emocionada, pero la sonrisa le duró poco pues a su mente llegó la terrible conversación que había escuchado entre Armando y Mario, se odio, no podía permitirse sentir cosas por él – Debìa fortalecerse convencer a su cuerpo y a su corazón que no lo desearàn, èl estaba dispuesto solo a hacerle daño.


Continuará…


 
 
 

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